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domingo,
28 de
octubre de
2007 |
Camaño: “Lo más complicado de contar estas historias es tratar de no defraudar”
El guionista rosarino cuenta cómo fue escribir "Televisión por la identidad"
Pedro Squillaci / Escenario
Marcelo Camaño estampa la firma. Pone su sello. Lo hace en cada ciclo televisivo que escribe, y en su haber tiene éxitos indiscutibles como “Montecristo”, junto a Adriana Lorenzón, o su participación en los libros de “Resistiré”, indudablemente dos tanques de Telefé. El guionista rosarino jamás se amilanó ante la poca respuesta de los televidentes en proyectos como “El deseo” o “Doble vida”, o el más reciente, como “El capo”. Sabe que así son las reglas del juego. Y ahora le toca ganar con un programa que es un ejemplo de compromiso en la pantalla chica: “Televisión por la identidad”.
El ciclo, en principio de tres envíos, emitirá su segunda edición mañana, a las 22, en la pantalla de Canal 5, basado en casos reales de los hijos de desaparecidos en la dictadura militar. La historia que se emitirá este lunes trata sobre Juan Cabandié, nacido en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (Esma), que fue apropiado por un sargento de la policía que guardó el secreto sobre su verdadera identidad durante 25 años. “Lo más complicado de contar estas historias es tratar de no defraudar a los nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo”, dijo Camaño a La Capital.
—¿Hay un público cautivo para la televisión con temáticas comprometidas?
—Creo que siempre hay un lugar para la tevé de más calidad. A pesar de este año tan caótico que tuvimos en Telefé, en lo que hace a la ficción, creo que siempre hay un lugar para otra tevé. El público que consumía históricamente los unitarios no se siente identificado en esta televisión, entonces cuando aparece algo pariente de aquellos ciclos, como es el caso de “Televisión por la identidad”, se engancha.
—¿Es complejo escribir sobre el tema de los desaparecidos sin caer en lugares comunes o golpes bajos?
—El objetivo es tratar de no defraudar al nieto con el que estoy trabajando, ya que él se está exponiendo una vez más. Nuestra tarea es resumir en una hora de televisión casi 30 años de vida, y ése es un desafío muy complicado porque hay que resignar situaciones, hay que resignar historias y personajes en función de contar lo mejor posible.
—¿De qué modo participaron en el proyecto los nietos de desaparecidos?
—Participaron los chicos directamente involucrados en los casos. Primero tuvimos entrevistas con ellos, nos contaron sus historias, después armamos los textos y ellos chequearon el libro junto con Abuelas de Plaza de Mayo.
—¿Pusieron alguna objeción en cuanto al tratamiento del tema cuando vieron el trabajo terminado?
—Para nada, a ellos lo que les interesa es que se cuente lo más fielmente y sencillamente su historia. Quizá aparezcan las rispideces en el caso de los apropiadores y las complicidades, pero si la Justicia se expidió ya está. Nosotros tomamos el expediente judicial y si la Justicia no se expidió, contamos al aire un punto de vista.
—¿Qué tomaron como común denominador para elegir estas tres historias?
—Son tres historias muy diferentes, el capítulo del debut fue un caso completamente anormal, en el que un matrimonio adopta legalmente a una niña (Tatiana) y decide acompañar el proceso de la búsqueda de su verdadera identidad; el segundo se ve la infancia y la adolescencia de un chico apropiado por un miembro de la fuerza de seguridad que le torturó la vida y el tercero se muestra una restitución de un adolescente ocurrida en los años 90.
—Dado el alto rating y el buen impacto mediático y social que generó este ciclo, ¿hay posibilidades que se prolongue por más capítulos?
—Hay una respuesta muy enfervorizada de la gente y de los medios. Nosotros escribimos ocho capítulos, este proyecto viene del año pasado pero no podíamos sacarlo al aire por problemas de grilla. Ojalá podamos seguir dándolo este año o el año que viene. Si fuera por Abuelas, ellas podrían contarte una historia por día.
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El rosarino Marcelo Camaño dijo que trabajó en cada caso junto a los nietos de los desaparecidos.
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