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 domingo, 28 de octubre de 2007  
Que el Estado no discrimine a Gastón

La discriminación no sólo me parece abominable, sino que sobretodo es una inmoralidad. Por esas cosas del destino, me encontraba trabajando en Rosario el día en que fue publicada en el diario La Capital la carta de lectores titulada "Los niños discriminados". Quien lee esa carta sin conocer la verdadera historia, al igual que la señora Coveri, arribará a la misma conclusión a la que hace referencia acerca de los auditores de Swiss Medical y en especial acerca de mí, como máxima autoridad de la empresa. No solamente no tendríamos don de gente, sino que sería una empresa conformada por personas sin escrúpulos. Pero quise contestar esta carta para que la comunidad de Rosario y muy especialmente todos nuestros asociados sepan que la situación aquí planteada es completamente diferente. Y quizás esto sirva para aclararle también a la señora Coveri, quien escribió estas líneas, lo que probablemente ella desconozca. Hasta el año 1998 todos aquellos niños con síndrome de down no tenían ninguna traba para ingresar al sistema privado de salud, porque como bien dice esta señora, estos chicos son iguales a cualquier otro y tiene exactamente los mismos derechos. Y eso es indiscutible.

En 1998 los legisladores nacionales a través de la ley 24.191 decidieron ampliar las coberturas por discapacidad a través del decreto 1.190 que perfeccionaron con la resolución 428 en 1999.

Así fue que a partir de entonces estas nuevas disposiciones establecieron la denominada “atención integral de las discapacidades”. A modo de ejemplo, en el caso particular de un niño con síndrome de down, Swiss Medical debe abonar un colegio privado y el remís diario que lo lleve y lo traiga. Esto implica un costo aproximado de $2.400 mensuales por niño. En aquel entonces traté de explicar a cuanto legislador me fue posible que si bien esto traería beneficios para las personas que ya se encontraban dentro del sistema, haría imposible el ingreso de aquellos chicos que no lo estuvieran. Para que el común de la gente lo entienda, nos es imposible sostener la ecuación de $200 de cuota contra un gasto inicial de $2.400 sin contemplar todavía ningún gasto referido a la salud. Queda claro que ante esta circunstancia es el Estado el que debe encargarse de dar solución a este tipo de situaciones. En Swiss Medical Group tenemos miles y miles de niños de los cuales cientos tienen síndrome de down, y todos ellos reciben cada una de las prestaciones que corresponden. La única alternativa de que esto continúe, es que el equilibrio actuarial que requiere cualquier sistema privado no se altere. Esa es mi responsabilidad y la de todo el personal que compone Swiss Medical Group. Nuestros casi 700.000 clientes saben que nosotros no los discriminamos. Es hora de que los legisladores de este país y el Estado no discriminen a Gastón.

Ni él ni nadie se lo merecen.

Claudio Belocopitt (presidente de Swiss Medical Group Argentina)

N. de la R.: La carta a la que hace referencia fue publicada en esta sección el 24 de octubre pasado. Allí la lectora Rosa Coveri denuncia que la empresa de medicina prepaga Swiss Medical no aceptó tener entre sus afiliados a su nieto Gastón por tener Síndrome de Down.


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