Año CXXXVII Nº 49632
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Economía
Escenario
Señales
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 14/10
Mujer 14/10
Economía 14/10
Señales 14/10
Educación 13/10
Estilo 06/10
Página Solidaria 19/09

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 21 de octubre de 2007  
[Arte]
Mirar, pintar y ser mirado
Un grupo de cinco artistas locales presenta “Me importas tú”, en las galerías del Centro Cultural Parque de España hasta el próximo 11 de noviembre

Luis Felipe Noé

“Me importas tú y nadie más que tú”. Con este título se presenta un grupo compuesto por cinco pintores rosarinos: Pedro Iacomuzzi, Mario Godoy, Jorgelina Toya, Fernando Rossia y Juan Balaguer. A su vez, yo, en este momento, trato de presentarlos a ellos todos juntos. Lo que no es fácil.

¿Qué tienen en común, dado que constituyen —al menos ahora— un grupo? Eso que les es común está concentrado en el título: tienen presente al contemplador como interlocutor. Ya se sabe que el sistema comunicacional del lenguaje artístico no se atiene a la ley cotidiana establecida por un emisor que se relaciona con un receptor por medio de un código común, dado que el artista inventa códigos.

Pero a este grupo le interesa utilizar los códigos más atinentes a la realidad inmediata —algunos son hiperrealistas— para, “poéticamente”, desentrañar vacíos. Las imágenes de la realidad se ponen al servicio de las concepciones sobre ella, más aún, son obedientes a las miradas.

Ellos hacen, cada uno a su manera, lecturas de la realidad que les interesa compartir: de allí el “tú” que figura en el título.



Uno por uno

Iacomuzzi y Balaguer parten de la fotografía en dirección hacia la pintura, lo que equivale a ir de lo objetivo a lo subjetivo que contempla y, a su vez, la subjetividad quiere objetivarse. Iacomuzzi afirma que la pintura “se convierte en un puente hacia un enigma”. Por su parte, Balaguer cita a John Berger: “cuando una persona se para frente a un cuadro y se da cuenta de que hasta ese momento había olvidado algo... eso es lo importante”. Juan, por lo tanto, quiere recordárselo. La actitud es lo que ambos comparten. La mirada que cada uno de ellos propone, por el contrario, es lo propio de cada uno.

Mario Godoy ofrece esa subjetividad desde un inicio en un escenario realista pero vacío de realidad y poblado sólo por un “miedo luminoso”, término de Alejandra Pizarnik para referirse a esa instancia que Godoy guarda dentro suyo como un tesoro.



Veo veo, qué ves

Jorgelina Toya propone una mirada sobre el campo a través de las vacas que la contemplan. por lo tanto, solamente a ellas ve el espectador de sus obras. Lo que ven ellas está guardado en ellas. Pero el campo está implícitamente en ellas. Toya dice: “el espacio es el interrogante, contrapunto austero y misterioso ante la imponente carga de los cuerpos y las miradas”.

Fernando Rossia, por su parte, con educación realista —manifestada en su preocupación volumétrica— nos propone mirar su subjetividad, ésa que él descubre por medio del arte de la imagen, que es la pintura. Por esto él señala, citando a Hopper: “todo artista posee un núcleo completamente original? una identidad completamente propia”.

Estas identidades diferentes nos hablan —pensando en nosotros en códigos obviamente comunes— de sus subjetividades al encuentro de las nuestras. Esta intención es la que comparten y los hace estar juntos, al menos por ahora.

Texto publicado en

www.meimportastu.info
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Cero a cero. Mario Godoy toma figuras cotidianas para impregnarlas de cierta artificialidad contextual.

Notas Relacionadas
Instantánea


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados