|
domingo,
21 de
octubre de
2007 |
Docente mató a su esposa y llamó para entregarse
Buenos Aires.— Un profesor secundario mató a golpes y puñaladas a su esposa tras una discusión y luego llamó a la policía para entregarse y confesar el hecho, en la localidad bonaerense de Luján: “Vengan a buscarme, maté a mi mujer”, anunció.
El homicidio sucedió ayer en una casa de dos plantas del barrio Parque Esperanza. De acuerdo con lo que pudieron reconstruir los investigadores, cerca de las 10 de ayer Oscar Cáceres, de 57 años, y Verónica Tomasevich, de 45, mantuvieron una fuerte discusión.
Una vecina contó que a esa hora escuchó fuertes gritos desde la casa del matrimonio y al rato vio llegar a la policía al lugar, que fue convocada por el esposo de la víctima.
En calma. “Vengan a buscarme, maté a mi mujer”, dijo el profesor al efectivo que lo atendió en la comisaría 1ª de Luján, quien en principio desconfió de lo que decía, pero de todas maneras envió un móvil a la dirección que dio el hombre.
Al llegar a la casa, Cáceres se entregó tranquilamente y luego los policías encontraron a la mujer tendida boca arriba sobre el piso del lavadero de la vivienda.
Los efectivos advirtieron a simple vista que la mujer había sido golpeada en la cabeza. La autopsia determinó que había recibido una paliza, ya que tenía moretones en varias partes del cuerpo, que luego fue golpeada en la cabeza con un objeto contundente y finalmente recibió dos puñaladas en el tórax y otra en la espalda.
Algo que decir. El profesor, quien quedó acusado de homicidio agravado por el vínculo, les avisó a sus hijos lo que había hecho antes de la llegada de la policía.
Un dato que llamó la atención de los investigadores fue que la casa estaba en perfecto orden y que no había signos de que en el lugar se hubiera producido una pelea.
Según familiares de la pareja, el matrimonio se conoció en la Escuela Industrial de Luján, donde él era profesor y ella alumna. Años después se casaron y tuvieron dos hijos varones y una nena.
Al parecer, en los últimos tiempos la relación no era buena, a lo que se sumó que el hombre habría comenzado a tener problemas de alcoholismo y se habría vuelto violento.
El profesor estaba de licencia en la escuela, pero la mujer trabajaba como laboratorista de la Universidad Nacional de Luján y además vendía perfumes a los docentes.(Télam)
enviar nota por e-mail
|
|
|