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domingo,
21 de
octubre de
2007 |
Primera B
El Charrúa perdió en el día de su cumpleaños 101 ante un Italiano
Javier Parenti / Ovación
Mal. Todo mal. El resultado. El juego del equipo. Unos pocos hinchas que insultaron en el final. Todo mal, todo por un 0-1 ante un equipo, Italiano, que sin dudas es más que Central Córdoba. Un día que era para celebrar terminó a pura bronca. Su día de cumpleaños 101. Una jornada en la que Marcos Del Bono fue agasajado con una plaqueta conmemorativa por los 100 partidos cumplidos la fecha pasada, y salió lesionado a los 32’ con un esguince de tobillo. Un día para no hablar de fútbol en barrio Tablada.
Un día que pintaba lindo, una tarde que se consumió en pesar. Si hasta hubo demasiado poco tiempo futbolístico para disfrutarlo. A los 40 segundos Santilli tapó un fusilamiento de Saccone. A los 21’ la imagen fue similar y a los 28’ el arco charrúa se sacudió con el gol del colorado Ramiro López, que la empujó casi junto al palo izquierdo después que la bajara Leo Gómez tras un córner.
Era el gol que Italiano merecía, el que Córdoba sufría y del que no podría recuperarse hasta el final. ¿Por qué? Le faltó juego, inteligencia para buscar el equilibrio y determinación para hacerse sentir como local. Quiso, buscó, pero no encontró respuestas.
Es más, tres minutos después del gol casi recibe el segundo, un doble cabezazo en el área chica que se perdieron Abálsamo y Martínez. Y la otra clara de la primera mitad estuvo otra vez en los pies de López, que la midió y se le fue alto por centímetros a los 41’.
Las jugadas de Córdoba faltaron a la cita en el Gabino. Sólo un par de pelotas, las que despejó Leo Gómez ante un desborde de Canuto (5’) y de un cabezazo del paraguayo De Jesús (39’).
Y si Italiano se había parado bien para defender el 1-0 en el primer tiempo, duplicó la puesta en escena en el segundo. Como Córdoba no podía, lo esperaba. Le quitaba la pelota y enfriaba el juego.
Y por más que se lo esperó, Bezombe no apareció. Bien controlado y fuera de su juego habitual. Ni en los tiros libres acertó. Tanto que la última fue una pelota parada hasta con Santilli en el área y la tiró arriba, lejos del travesaño.
No hubo regalo de cumpleaños. No hubo fiestita. Al Gabino llegó una visita que supo cómo llegar al triunfo para seguir peleando arriba. Y el charrúa tuvo un día de esos en los que todo sale mal.
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