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domingo,
21 de
octubre de
2007 |
La elección presidencial
Dentro de siete días, los argentinos seremos protagonistas de la elección de un nuevo presidente. A 24 años de la recuperación de la democracia, del retorno a los derechos y a las responsabilidades cívicas, millones de ciudadanos tendrán la oportunidad de decidir con su voto quien gobernará el país en los próximos cuatro años. La campaña política, en líneas generales, careció de un debate profundo y enriquecedor; faltaron oportunidades para comparar propuestas sobre los temas trascendentes que interesan a la sociedad. Educación, salud, empleo, seguridad, vivienda, pobreza y marginalidad, la deuda con organismos internacionales, la relación con el Mercosur y el mundo, el aborto y las drogas, los jubilados, sólo tangencialmente ocuparon el centro de la escena. Sobraron, como otras veces, chicanas políticas y denuncias, que muchas veces se disiparon poco después de ser pronunciadas. Un hecho es irrefutable: tenemos un largo camino por delante para alcanzar la calidad institucional de los países más avanzados. La responsabilidad mayor les cabe a los partidos políticos y a los propios candidatos. Algunos no hablan de las cuestiones trascendentes porque las encuestas los favorecen y entonces optan por evitar definiciones que les signifiquen una eventual pérdida de votos; otros, no tienen qué decir. En definitiva: estas elecciones constituyen una oportunidad para que la Argentina se encamine definitivamente a ser previsible, seria y coherente en el concierto de las naciones; y más justa, humana y solidaria para con sus habitantes más necesitados. Pero sólo con más democracia podremos construir un país mejor.
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