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 domingo, 21 de octubre de 2007  
Viajeros del Tiempo
Rosario 1905/1910

Guillermo Zinni / La Capital

¿Voto obligatorio? No, gracias. Hoy día se plantea cada vez más la cuestión del voto obligatorio. Sus sostenedores, rayanos en la ingenuidad, nos ponen de modelo a los cantones suizos, pero allí cada cada hijo de la república es un soldado pronto a servirla. En cambio aquí, luchamos contra una ola creciente de cosmopolitismo que va sepultando todo lo nacional, y se busca más el calor de la libra inglesa o del dólar yanqui que el del sol de Mayo. El analfabetismo, el extranjerismo y las mil influencias disolventes del espíritu público plantean interrogantes a la eficacia del medio propuesto, pero se sostiene también que del mismo modo que el Estado “ordena” a los padres enviar a sus hijos a la escuela, puede ordenar a los ciudadanos a concurrir a los comicios. Se olvida que esto llevaría a un odioso tutelaje del Estado sobre los ciudadanos, y, por lo tanto, a la infantilización de los mismos. Sin embargo, lejos está de nuestro ánimo el rechazar la idea del voto obligatorio. Sólo queremos hacer presente su inoportunidad, dada la deplorable cultura mental y moral que presentan nuestras muchedumbres y la falta de un ideal verdaderamente nacional. Por otra parte, los partidos políticos de una verdadera nación no son sino tendencias o aspectos de una misma conciencia nacional, algo que recién está en formación en la Argentina. Lo que hace falta, pues, es “preparar el terreno”. Instrúyase al pueblo en buena hora; fórmese el criterio ciudadano de la juventud; homogeinícese el espíritu de las generaciones por una dirección patriótica y habrá llegado el momento de que el pueblo despierte de su letargo a la luz del civismo. (1909)

Humo y aceite. La Intendencia ha resuelto establecer una multa para aquellos automovilistas que, en los parajes de mayor circulación, dejaran despedir exceso de humo a sus vehículos, lo que se debe a un elevado nivel de aceite. (1909)

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Fuente : La Capital
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