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 domingo, 21 de octubre de 2007  
Chile no sabe en qué gastar sus reservas multimillonarias

Eduardo Gallardo / AP

Santiago. — La presidenta Michelle Bachelet tiene un problema que muchos de sus colegas sin duda envidiarían: qué hacer con miles de millones de dólares acumulados en las arcas fiscales. Chile es el principal exportador mundial de cobre y los altos precios del metal han aumentado explosivamente los ingresos del país. Pero el gobierno, fiel a su política de disciplina fiscal, no ha caído en la tentación de gastar esos fondos.

   Por el contrario, gran parte se ha acumulado en un llamado fondo de estabilización social y económica y otro de reserva de pensiones, que a mediados de año ya totalizaban unos 11.000 millones de dólares. Economistas privados dicen que la cifra sigue creciendo. Sin embargo, la existencia de esa nutrida reserva provoca algunas presiones para que el gobierno abra la billetera, incluso entre sus propios partidarios.

Por el futuro. Bachelet dice que hay que pensar en el futuro al momento de decidir cómo usar ese dinero. “Nada sería más fácil que caer en actitudes populistas y gastar todo el dinero”, dijo. Agregó que la disciplina fiscal aplicada es “una decisión mía y del gobierno, basada en informes técnicos y en la necesidad de construir ahora, pero también en el futuro”. La fuerte actividad económica mundial, especialmente el rápido crecimiento en China, han llevado el precio del cobre a niveles inéditos. El año pasado, Chile recibió 33.300 millones de dólares de su minería del cobre, equivalente al 40% de las exportaciones del país.

   Pero la sensación de que existen esos multimillonarios recursos acumulados alimentan las presiones por un mayor gasto, incluso con esporádicas protestas callejeras, y algunos consideran que es un factor decisivo en la baja de popularidad de Bachelet, que ha caído a menos de 40%, comparando con 65% cuando asumió hace 18 meses. “Hay una sensación de que hay mucho dinero, y la gente siente que no le está llegando”, admitió Bachelet. En realidad el dinero es mucho. Economistas privados —como el ex ministro de Hacienda Eduardo Aninat— calculan que, con los intereses y el mantenimiento de los altos precios del cobre, los fondos podrían superar los 20.000 millones de dólares hacia fin de año. Ello equivale a cerca del 13% del producto interno de Chile.

   Chile ha mantenido una constante disciplina fiscal desde los últimos años de la dictadura de Augusto Pinochet. El régimen militar congeló salarios, redujo pensiones y su gasto en vivienda, educación y salud fue mínimo.

   En contraste, los gobiernos civiles pos Pinochet han aumentado claramente el gasto social. Desde 1990, la pobreza se ha reducido de 44 a 13%, según cifras oficiales, pero pese a ello la brecha entre pobres y ricos se mantiene alta.

   Una encuesta del instituto especializado Latinobarómetro mostró que sólo un tercio de los chilenos está de acuerdo con guardar los recursos adicionales disponibles..

   Bachelet ha abierto la billetera: su propuesta de presupuesto para 2008 incluye un aumento de 11,4% en el gasto social, como educación, vivienda y salud. Además, la presidenta redujo de 1% a 0,5% el superávit fiscal a que el gobierno se obliga voluntariamente. Y los beneficiados son muchos sectores. Por ejemplo, por primera vez en años se destinan fondos a la construcción de estadios de fútbol.

   El nuevo sistema de transporte público de Santiago que virtualmente ha fracasado, creando protestas y problemas políticos, debe recibir 140 millones de dólares, lo que evitaría un alza de tarifas.

   Economistas privados en general parecen aprobar la política cautelosa del gobierno y coinciden con el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, en que ella ha aislado al país de los efectos de la periódicas turbulencias financieras internacionales. Además, notan que la experiencia histórica muestran que períodos de auge en los precios de materias primas no son eternos.
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