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domingo,
21 de
octubre de
2007 |
China, una sociedad sin armonía y en ebullición
El país asiático atraviesa profundos cambios que generan descontento en las clases campesinas
Audra Ang / AP
Xiamen, China. — Era como para contarlo: miles de manifestantes congregados en las calles de una de las ciudades más prósperas de China, exigiendo que se suspendiese la construcción de una planta química cerca de sus viviendas. Los manifestantes avanzaron vigilados por una columna de policías y desfilaron junto a rascacielos y centros comerciales, mientras curiosos les pasaban botellas de agua bajo el sol abrasador. La protesta hizo que el gobierno suspendiese la construcción de una planta de 1.400 millones de dólares, al menos temporalmente, y pasó a ser un símbolo del creciente descontento popular que enfrentan los líderes chinos.
Mientras los altos jerarcas del Partido Comunista exhortaban a crear una “sociedad armónica”, en las calles abundan los indicios de que esa armonía no existe. China atraviesa por una profunda transformación, está dejando de ser una sociedad mayormente agrícola, pobre, y pasando a ser una próspera sociedad industrializada. El partido debe supervisar cambios que han perturbado a muchos chinos.
Descontento. “Los agricultores perdieron sus tierras, muchos empleados estatales se quedaron sin trabajo, la gente con menos recursos tiene problemas para sobrevivir, hay una gran diferencia entre los ingresos de los ricos y los pobres, y hay mucha violencia”, declaró Ai Xiaoming, profesora de la universidad Sun Yat-sen, quien promueve el respeto a los derechos humanos y una reforma legal. “Estos son síntomas de una sociedad sin armonía”, expresó en Guangzhou, capital de la próspera provincia de Guangdong, donde el aumento en los precios de la tierra dieron lugar a disputas entre los campesinos y las empresas de bienes raíces.
Las tensiones representan un desafío para el gobierno comunista, que generalmente trata de suprimir la disensión, especialmente las críticas al presidente Hu Jintao. Desde su ascenso al poder hace cinco años, Hu ha impulsado una distribución más equitativa de los beneficios obtenidos en las últimas décadas de acelerado crecimiento económico. El gobernante habla con frecuencia de la “creación de una sociedad armoniosa” y de un enfoque científico del desarrollo. Hu ha reservado miles de millones de dólares para subsidiar empresas agrícolas nuevas, aumentar el gasto en los programas de bienestar social, educación y salud, y acabar con la corrupción. Pero combatir las tensiones sociales no será fácil.
Según las cifras más recientes del Ministerio de Seguridad Pública, en 2005 se reportaron más de 87.000 “incidentes masivos”, incluido un choque mortal entre la policía y los residentes de un pueblo por la expropiación de tierras para construir una planta eléctrica.
En septiembre, miles de soldados desmovilizados que estaban siendo entrenados para trabajar en el servicio ferroviario se rebelaron en al menos tres ciudades, en protesta por sus condiciones de vida. Hay una clase media emergente, que invierte en casas, vehículos y la educación de sus hijos, que tiene un papel cada vez más activo en la sociedad y mayor conciencia de sus derechos. “La cantidad de manifestaciones crece al tiempo que aumenta la inestabilidad social”, manifestó Wen Yunchao, columnista del diario Metrópolis del Sur, que presenció las manifestaciones del 1 y 2 de junio en Xiamen. En Xiamen, puerto tropical de 1,6 millón de personas, conocido en el pasado como Amoy y que alguna vez fue un centro de piratas y del comercio del opio, las demostraciones giraron en torno a la construcción de una planta química ( Tenglong Aromatic, en el cotizado distrito de Haicang. La planta hubiera producido el petroquímico paraxyleno, utilizado en plásticos, polyester y filme. Causa irritaciones en ojos, nariz y garganta, y un contacto prolongado puede ser fatal.
Una bomba atómica. Los residentes dijeron que no se les dio detalles del proyecto hasta marzo, en que comenzaron a circular de a poco. La revelación dio lugar a una movilización inmediata a través de mensajes de texto, blogs, boletines en internet y correos electrónicos. Alguien dejó un mensaje telefónico diciendo que la planta era como una bomba atómica para Xiamen. Pronto se comenzó a hablar de una protesta. Finalmente, la administración estatal para el Medio Ambiente dijo que haría nuevos estudios ambientales en la ciudad y que reconsideraría el tema de la planta.
Victoria temporal. A menos de 4 kilómetros del sitio donde se planea construir la planta hay muchos departamentos vacíos porque la gente no quiere vivir allí y los precios de las propiedades están por el suelo. La gente no sabe si su victoria fue algo temporal o definitiva.
Al pedir una sociedad armónica, Hu parece estar tratando de satisfacer los pedidos de mejores condiciones de vida sin hacer cambios políticos profundos, según expertos. “Esto no implica que se esté gestando un cambio democrático”, señaló Steve Tsang, experto en política china de la universidad de Oxford. “En todo caso, busca evitar la necesidad de una reforma política”.
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