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domingo,
21 de
octubre de
2007 |
Presentará su álbum “Y ya nada fue lo mismo” en El Círculo
Cacho Castaña: “Estoy en una etapa reflexiva, pero lo que no cambia es mi forma de sentir”
El cantautor dijo que con honestidad se puede hacer cualquier género
Rodolfo Bella / Escenario
Cacho Castaña está de vuelta. Con la ironía rápida y el gesto cómplice, el popular cantante y compositor contó a La Capital que está en una etapa más “reflexiva” de su vida. Algunos de esos replanteos los mostrará en forma de canción en los temas de su último disco “Y ya nada fue lo mismo”, el álbum que presentará en Rosario el 26 y 27 de octubre próximo y con el cual regresó al mercado discográfico después de dos años.
—¿Cuánto hace que venís a Rosario?
—Empecé a venir alrededor del 70, 71, cuando me trajo (el productor) Pepe Grimolizzi la primera vez.
—¿Qué recuerdos te quedan de esas giras?
—Tengo montones... (ríe). Estamos hablando que vengo desde el año 71... mirá si habrá. Además no solamente vengo a cantar. He venido acá porque tengo amigos, siempre paso por acá, siempre estoy viniendo a Rosario.
—¿Le dedicaste alguna de tus canciones a alguna rosarina?
—Sí, pero no puedo decir nada. Estaríamos al horno totalmente (risas).
—¿Cuánto hace que no grababas?
—Un año y medio más o menos. En ese tiempo hice lo que hago siempre, me dedico a escribir. Tengo temas para hacer otro disco ya mismo si quisiera.
—¿Qué impulsó el cambio de géneros por los que transitaste en tu carrera?
—Se fue dando. En realidad en un momento en que había parado de grabar, cuando quise empezar de nuevo, iba a las compañías y me seguían presionando con el asunto de que “tiene que ser comercial, una onda como «Quieren matar al ladrón»”. Y un día me cansé. Me dije que no grabaría hasta que pudiera hacer lo que yo quiera. Y así fue hasta que me pude bancar yo toda la producción. Con el trabajo terminado fui a las compañías hasta que le interesó a una, lo largamos y tuvimos el disco de oro. Entonces el tipo no estaba tan equivocado. De ahí arranqué y hará diez años desde aquel disco de tangos..
—También hiciste temas de bailanta. ¿Sentís que es una marca en tu carrera?
—No, las marcas son cosas de este país. Acá se usan las marcas y se suele discriminar más a todos por eso. Pero en la bailata también hay gru pos que hacen cumbia muy bien. Lo que pasa es que de repente están en un solo programa por día, están mezclados y parece un supermercado. La bailanta es un mundo que existe. No se puede estar ajeno a otras realidades. En nuestro país siempre se discriminan esas cosas, se discrimina porque sos grasa, porque te comés una ese cuando hablás, y no saben qué ricas son las eses (risas).
—¿Te sentiste involucrado en alguna de esas categorías en algún momento?
—Sí, a veces sí. La gente en algún momento te lo hace sentir. Pero bueno, ya fue.
-¿Te queda algo por escribir después de estos años?
—Estoy en una parte reflexiva de la vida y sobre eso estoy escribiendo últimamente. Estoy reflexionando más sobre lo que me pasó, cómo, por qué me pasaron algunas cosas. Uno va cambiando la manera de pensar y de actuar en la vida. Lo único que no cambia en el hombre y en el ser humano es la manera de sentir, pero sí la forma de pensar y de actuar. Hay algunos que dicen que piensan siempre de la misma manera. No creo que sea así, al menos no es mi caso. Vamos mutando. Hay cosas que te parecían intrascendentes y que después les das un valor increíble.
—Vas a trabajar con Andrés Calamaro...
—Sí, posiblemente hagamos algo. Ya dijimos que nos encontraríamos a fin de año para estar tranquilos una semana, y ver qué hacemos porque ahora estamos con poco tiempo. Andrés tiene mucha onda, es un fenómeno. Es muy buena gente, muy buena persona. El tipo se las merece todas.
—¿Qué hiciste para tener como fans a tres generaciones?
—Laburé. No hice nada raro ni del otro mundo. Escribí, compuse, grabé 47 discos. Son alrededor de 500 canciones.
—Con esos números, ¿no llega un momento en que existe el riesgo de repetirse?
—Puede pasar que llegue un momento en que a veces te quedás sin motivos. También es cierto que puede haber un determinado momento que uno se pregunta ¿y ahora qué hago?. A veces te reiterás y me parece que es muy difícil no hacerlo. Cuando uno piensa en la obra de Discépolo cree que escribió 200 ó 300 temas. Pero fueron 36 tangos. Nada más. Esa es toda la obra de Discépolo, con la diferencia de que fueron 36 misiles, claro, 36 bombas atómicas. Creo que ese es el punto.
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"Hice todo lo quepodíahacer y de la mejor manera posible, algunas cosas mejor que otras, pero todo me sirvió", dijo Cacho Castaña.
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