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domingo,
21 de
octubre de
2007 |
Elecciones. Qué economía se juega en los comicios presidenciales
“Hay que volver al modelo original”
El economista de Roberto Lavagna dice que se pueden hacer correcciones sin frenar el crecimiento. En páginas siguientes, referentes de los candidatos presidenciales exponen las propuestas de cara a la votación del domingo
Sandra Cicaré / La Capital
Declinación de la coherencia macroeconómica. Así definió el referente económico de Roberto Lavagna, Javier González Fraga, al proceso que está atravesando la economía. Y recomendó volver a las fuentes, es decir “aquellas políticas que dieron resultado en el período 2002/2004, que generaron un espectacular avance de la producción sin tener que caer en excesos”. Es decir, a la gestión de su referente político como ministro de Economía.
—¿Al modelo hay que cambiarlo o corregirlo?
— El modelo que implanta Lavagna, de tipo de cambio alto y tasa de interés baja basado en un alto superávit fiscal, sigue vigente. Estamos viendo un deterioro porque hay la mitad de superávit fiscal que teníamos hace dos años atrás, eso provocó el alza de las tasas de interés, aumento de inflación y la apreciación cambiaria. Si tomamos la inflación real, claramente hoy hay un tipo de cambio menos competitivo. Pero no hay que cambiar de modelo, hay que volver a los orígenes, hay que volver al 4% de superávit fiscal.
—¿Cómo se alcanza de nuevo esta relación de superávit/ PBI al que hace referencia?
—Eso es sencillo. Acá no hay un aumento del gasto en favor de los pobres y por tanto, hay que hacer un ajuste para volver a lo anterior. Acá lo que aumentó el gasto fueron los fideicomisos y los subsidios, que benefician a los ricos de Buenos Aires. El gas que paga un hotel cinco estrellas, como ya dije de la zona de Retiro es la sexta parte del gas que paga la Villa 31. También hay que eliminar una cantidad de elusiones de impuestos, tenemos actividades financieras que no pagan ningún impuesto o ganancias por compra-venta de acciones que tampoco pagan impuestos y esto es una injusticia.
—Algunos sectores subsidiados señalan que sin ellos no pueden funcionar y en todo caso piden suba de tarifas. ¿Cómo se evita que una reactualización tarifaria no se traslade a precios a inflación?
—El reajuste tarifario no tiene por qué ser masivo ni afectar a los pobres. Se pueden poner tarifas sociales, pasajes gratuitos. Pero, al final, por subsidiar el litro de leche para todos estamos también subsidiando al gasto del rico que toma leche que creemos va a los pobres. Entonces es un absurdo pensar en el subsidio vía la oferta. No nos confundamos y por tener una electricidad barata estemos facilitando el calentamiento del agua de las piscinas de Buenos Aires en invierno.
—Algunos proponen reeditar recetas ortodoxas como enfriar la economía ¿Qué opina?
—Me parece un reduccionismo del tema. Si frenar la economía fuese suficiente para bajar la inflación ya tendría que estar bajando porque la economía ya no está al 8%, sino al 6% bien medida. Hemos pasado décadas creciendo al 1% con inflaciones mucho más altas. Entonces el tema no pasa por bajar el crecimiento, sino tocar los puntos que explican la inflación. Parte de los problemas de aumentos de precios de algunos productos básicos es consecuencia del deterioro o desaliento a productores de carne, de pan y de lácteos. Por último, y no menos importante, está el tema energético. No se asume la crisis, se la ignora y eso hace que haya despilfarro en el consumo eléctrico a nivel de residencias y faltante a nivel de producción industrial. Ante esto se reacciona con aumentos de precios.
—Cuando se habla del pacto social se involucra a muchos actores. Pero el sector empresario da la sensación que está afinando el lápiz a cuenta de una futura concertación ¿Es posible hacer un pacto con estas características?
—Nos quieren hacer creer que están pensando en un Moncloa y lo que se viene es un burdo congelamiento de precios y salarios, después de algunas concesiones, que funcionará durante algunos meses y luego volará por los aires como siempre. No podemos sentar a la mesa a industriales a que acepten un congelamiento de precios después de haberles permitido ciertos ajustes, ni con un sindicalista que a cambio de moderar reclamos reciba algunos beneficios monopólicos en su gestión. Pero es posible evitar la crisis. Y también hay cosas específicas que pensamos para Rosario.
—¿Cuáles?
—Queremos que Rosario sea la capital de la agroindustria, creemos en una lechería competitiva a nivel internacional, eliminar por supuesto estas retenciones móviles por arriba de los 2.100 dólares la tonelada de leche en polvo. Tenemos un plan para la ganadería para aumentar un 25% el stock ganadero. Queremos recuperar el protagonismo de la ganadería argentina. La única retención que vamos a mantener es a la soja y a los granos de alta rentabilidad. Porque queremos evitar que la soja siga desplazando los tambos. Eso produce abandono de tierras, falta de ocupación territorial, una explotación casi del tipo minera.
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