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domingo,
14 de
octubre de
2007 |
Rosario de selección
Messi, escolta de Román. Maxi, Heinze y Abbondanzieri aprobaron
Su sola presencia invita a la ilusión. Con Lionel Messi en la cancha siempre hay una hendija para pensar en la improvisación de su gambeta, en su alma de potrero y en su plasticidad. Ayer entregó ese repertorio en cuentagotas. Le cedió su trono a Riquelme. Igual cada vez que tocó la pelota le dio vivacidad al traslado y se sacó de encima a Alvarez, Ponce y compañía con una facilidad asombrosa.
En el complemento, el rosarino se soltó más. Se ubicó, igual que en el primer período, recostado por la derecha y armó algún revuelo. Lo hizo amonestar a Bravo y estuvo a punto de convertir en una jugada preparada junto a Román. No fue la gran tarde de Lio. Se guardó el epitafio para otras funciones.
El aporte de otros rosarinos que ayudaron en la victoria también se instaló en un buen nivel. Claro, unos escalones inferiores a Riquelme.
El ex Newell’s Maxi Rodríguez demostró que es una pieza clave en este equipo. Volvió a jugar de local luego de una larga inactividad por la rotura de ligamento cruzado de su rodilla derecha y estuvo a la altura de lo que se esperaba de él. Fue rueda de auxilio para ocupar las espaldas de Zanetti. En el primer tiempo pudo convertir con un remate y en el segundo reguló pensando en Maracaibo.
Lo del ex arquero de Central Roberto Abbondanzieri fue importante al principio con un par de tapadas y la producción del ex Newell’s Gabriel Heinze mostró algunas distracciones, sobre todo cuando Suazo tuvo aire.
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