Un combustible con historia

Uno de los primeros usos que se dio al hidrógeno gaseoso fue como gas de relleno para globos aerostáticos y, más tarde, otras aeronaves. Se obtenía por reacción entre el ácido sulfúrico y el hierro metálico. Pero la alta y rápida inflamabilidad del hidrógeno gaseoso quedó sangrientamente expuesta en la tragedia del dirigible Hindenburg, en 1937, que se incendió cuando aterrizaba, provocando la muerte de 35 personas. Debido a esta peligrosidad fue reemplazado en globos y aeronaves por el helio gaseoso, un gas inerte.