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 domingo, 14 de octubre de 2007  
Bochados. Los más jóvenes sacan las “peores notas” y las mujeres son las más prudentes al volante
Unos 200 rosarinos reprueban por mes el examen de conducir
Es el 17 por ciento de los 1.200 que se presentan a rendir la evaluación práctica

María Laura Favarel / La Capital

Cada mes, unos 200 rosarinos reprueban el examen práctico para obtener la licencia de conductor. De los 1.200 que se presentan mensualmente, el 17 por ciento debe volver a rendir; una muestra más de una tendencia que va en alza. El parque automotor de la ciudad se multiplicó y, a la vez, se incrementó el número de aspirantes a dominar el volante. En la Dirección General de Tránsito municipal verificaron un aumento sostenido en los últimos tres años y los números lo reflejan. Sólo hasta agosto de 2007 se emitieron 56.091 carnés de conducir; el año pasado el total fue de 60.122, mientras que en 2004 hubo 42.974.

   Pero no todos logran su objetivo. Los nervios, la falta de respeto por las señales de tránsito, estacionar arriba del cordón o tirar una valla conforman las falencias más frecuentes que hacen que los inspectores de tránsito bochen a gran parte de los 1.200 que se presentan por mes a rendir el examen final.

   “Hay faltas más graves que otras”, relató el jefe del examen práctico, Marcelo Pascucci. Meterse en una calle de contramano, no detenerse ante un cartel de “pare” o no dar prioridad al peatón son algunas de las causales para que se niegue la licencia.

   El inspector reconoció que los aspirante “van muy nerviosos” y que se los intenta calmar; eso sí, con poco éxito.

   Los inspectores toman los exámenes de lunes a sábados, de 7.15 a 13, mientras que dos días a la tarde están destinados a evaluar a las escuelas, que están en alza.

   Los jóvenes son los que más reprueban los prácticos, porque “la gente grande en general llega con su carné anterior vencido. Para ella es fácil puesto que la mayoría ya manejaba”, comentó Pascucci. En cambio, dijo que “a los chicos les afecta psicológicamente la situación de examen”.

   “Dicen que nosotros les hacemos trampa y, en realidad, queremos ver que lleven el auto con prudencia y sin riesgos”, destacó el inspector responsable del área, quien subrayó: “Si veo que una persona no está en condiciones, no le puedo firmar una sentencia de muerte”, consciente de la responsabilidad que significa dirigir un volante en la calle.

   En cuanto a la cantidad de mujeres y hombres que reprueban, Pascucci echó por tierra el mito de que sea peor el llamado sexo débil. Por el contrario, dijo que ellas son más prudentes, prestan más atención y ponen más cuidado, en cambio los hombres “la cancherean más”.

Reglas claras. Los 1.200 rosarinos que llegan al examen práctico tuvieron que sortear previamente dos instancias de evaluación: el test teórico y el psicofísico. En estas dos etapas de prueba también hay algunos que se quedan en el camino. En lo que va del año, asistieron a un curso de cuatro días 10.056 personas para rendir el examen teórico. De ellas 1.825, el 18 por ciento, no lo aprobaron. “Generalmente es gente más grande que tiene hábitos arraigados”, explicó Jorge Sanchidrián, jefe del sector. Los casos de bochados aumentaron en un siete por ciento en los últimos tres años. De estos datos, se podría deducir que cada vez se conocen menos las reglas para circular en la calle.

   Hay casos de personas que se presentan tres veces para rendir el teórico y no lo aprueban. “Es gente que falla en la comprensión y la lectura, y no logra interpretar los conceptos”, amplió Sanchidrián. A la tercera vez que rinde mal, los inspectores la derivan a la instancia del psicofísico.

Un apto necesario. Para rendir el teórico habrá que pasar por otro examen previo, el psicofísico. Esta es la primera prueba que deberá sortear el eventual conductor. Allí, médicos y psicólogos evalúan si está en condiciones físicas y mentales de salir con su vehículo a la vía pública y enfrentarse a las exigencias que presenta.

   La prueba incluye la evaluación de los antecedentes, estado actual y observación clínica por parte de los profesionales, y una batería de tests sensométricos y de psicomotricidad. A su vez, los aspirantes a licencias profesionales se someten a un examen de salud mental, que consiste en la toma de tests gráficos y una entrevista especial.

   En esta instancia, mensualmente un 10 por ciento recibe un “no apto” y debe ser derivado a “servicios de salud”, con lo cual no podrá acceder al ansiado carné.

   Las diferentes etapas procuran que las calles de la ciudad se vuelvan más seguras, en la medida en que los conductores estén más capacitados y sean más responsables a la hora de circular. Un desafío que se impuso la Dirección General de Tránsito, dispuesta a que se haga realidad.


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Las escuelas donde se enseña a manejar crecen al compás del aumento del parque automotor.

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