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 viernes, 28 de septiembre de 2007  
Erbetta ya es ministro de la Corte y Bassó es procurador
El ex decano de la Facultad de Derecho de Rosario se incorpora al máximo tribunal. El pliego del procurador también pasó el filtro de la Asamblea, pero con muchas críticas

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

Diputados y senadores de la provincia ungieron ayer, en asamblea conjunta, a dos nuevos miembros del Poder Judicial. Daniel Erbetta se convirtió en ministro de la Corte Suprema y Agustín Bassó será el nuevo procurador general. Se cubrieron así las vacantes dejadas por Rodolfo Vigo y Jorge Bof, ambos acogidos al beneficio jubilatorio.

El trámite, que demandó bastante más de tres horas, se amoldó al previsible resultado, en el que el oficialismo peronista hizo pesar su mayoría numérica para dar por ganada a Jorge Obeid la que quizá sea la última batalla legislativa antes de la retirada.

Así como la oposición despellejó a Bassó (y las barras gritaron epítetos de repudio) el ex decano salió más fortalecido de lo que llegó. No sólo nadie rechazó su pliego (fue elegido por 49 votos favor y 14 abstenciones) y todos, sin excepción, ponderaron sus cualidades profesionales y académicas, sino que esas calificaciones adquirieron un tono casi épico frente a las, por momentos furibundas, críticas dirigidas a Bassó, quien fue nombrado procurador con apenas 37 votos a favor (de los 63 legisladores presentes), una abstención y la friolera de 21 votos en contra.

“Bassó junto a Rafael Gutiérrez son habituales operadores del gobierno en el Poder Judicial. Algo así como las naves insignia de esos operadores, mientras que otros simplemente los reconocen como vulgares apretadores de jueces. Probable y dolorosamente este sea uno de los motivos por los cuales Bassó llegará a la Procuración: para entorpecer y neutralizar la transformación de la estructura judicial santafesina. En especial en materia penal y, de ese modo, continuar protegiendo los intereses de la corporación”, dijo para comenzar el socialista Alfredo Cecchi.

La Asamblea se acaloró de entrada. Desde las barras los pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo encabezaban las delegaciones de organismos de derechos humanos, ONG y entidades cívicas que se opusieron a los nombramientos (ver aparte). Pero ello no amilanó a la presidenta, la vicegobernadora María Eugenia Bielsa, para quien “la profundidad del debate marcará al encuentro como uno de los mejores”.

También a la hora del balance el presidente de la comisión de Acuerdos, el justicialista Mario Esquivel, se declaró satisfecho. “A Erbetta se lo aprobó casi por unanimidad y aunque el de Bassó es un pliego diferente por tratarse de otro cargo, ambos reúnen las calidades legales y constitucionales para los lugares que fueron propuestos”. A Bassó se le cuestionó que su edad (67 años) lo ubique fuera de la inamovilidad que la Constitución les concede a los jueces, y que en la reciente entrevista con legisladores dijo que está dispuesto a iniciar juicio a la provincia si se objeta la edad.

El principal eje que unificó los discursos de todos los opositores y el peronista Kilibarda (quien pidió autorización para abstenerse) pasó por cuestionar la legitimidad del procedimiento de designación a partir de la coyuntura dada por la confluencia de un gobierno que se va y otro que llega. Ahí todos enfatizaran que ponían reparos al método, no a la persona en el caso de Erbetta, y a la inversa con Bassó.

“Es repudiable la estrategia de discutir ambos pliegos de manera conjunta para disimular detrás de la idoneidad reconocida a Erbetta que Bassó no es la persona adecuada a los nuevos tiempos judiciales que se avecinan”, se quejó la radical Questa. Marcucci desmintió que el nuevo procurador esté en condiciones de exhibir créditos académicos: “No es docente universitario como se ha dicho ahí”, señaló.

Quien más abonó la interpretación de la utilidad política que el PJ buscaría con el nombramiento de Bassó fue Raúl Lamberto al revelar una infidencia por la que luego lo reconvendría el obeidista Mario Lacava, llamándolo “poco ético y desleal”. El socialista contó que “cuando Hermes Binner se entrevistó con Obeid, le pidió que no enviara el pliego de Bassó. Obeid le dijo que ya lo había hecho. Luego corroboramos que entró a Diputados después de esa entrevista”.


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El trámite le permitió ganar a Obeid su última batalla legislativa.

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