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 jueves, 02 de agosto de 2007  
“Me importa el sentido amplio de la sexualidad y no algo puntual”
Lucía Puenzo, la directora de “XXY”, dijo que el filme no busca respuestas a la intersexualidad

Rodolfo Montes / La Capital

Piensa, mira a los ojos del interlocutor y habla con velocidad y precisión. Tiene 30 años, está a mil, pero no atropella, y le quedan tiempo y ganas para escuchar. Lucía Puenzo produjo un estruendo con “XXY”, su primera película que se estrena hoy en los cines rosarinos. La joven cineasta contó a La Capital cómo fue el proceso que desembocó en este filme sobre una adolescente hermafrodita con el cual ganó premios internacionales, convocó a 150 mil argentinos en cinco semanas e incomodó hasta al Vaticano.

—¿Estabas preparada para escuchar todo el ruido que está haciendo “XXY”?

—Creo que uno no está nunca preparado. Cuando escribo literatura no pienso en el lector, en los efectos. De igual modo, cuando escribí el guión de “XXY” no tenía la menor idea de qué podía pasar con ella.

—¿Qué fue lo que más te sorprendió de toda la movida alrededor de la película?

—La sorpresa mayor fue la recepción que le está dando la gente. Aquí en la Argentina ya la vieron ciento cincuenta mil espectadores en las primeras cinco semanas.

—“XXY” logra un tono atractivo en el tratamiento de un tema que podría haber derivado hacia la zona médica y psicoanalítica. ¿Tuviste especial preocupación en ese sentido?

—En una primera versión estaba sobrecargada de información médica y psicoanalítica. Durante 7 meses me entrevisté con cualquier cantidad de genetistas, médicos y psiquiatras, tenía temor de no tratar el tema con la rigurosidad que se merece. Pero fue un exceso. Luego me dediqué a despojar a la película de toda esa sobrecarga, y la llevé al límite en el sentido de sacarle toda la información médica y que aun así la película se contara igual, se comprendiera.

—Incluso no está muy clara la hipótesis del diagnóstico clínico de Alex (Inés Efrén, el personaje intersexual de “XXY”)...

—Claro, la idea fue plantarme claramente en la ficción y no quedarme con el caso clínico. Creo que importa en el sentido universal en la cuestión de la sexualidad, lo que nos implica a todos, y no sólo a un caso puntual de una chica que trae la rara situación de ser mujer y hombre a la vez.

—Los personajes Alex y Alvaro pronuncian dos frases sonoras, “a mí me gustó” y “¿por qué tengo que elegir?”. ¿Son la marca distintiva de “XXY”?

—En un momento me doy cuenta de que yo misma había estado parada en una cuestión binaria, limitante, de tener que elegir. Pero luego surgió la idea de la intersexualidad no como lugar de pasaje, sino que puede ser un sitio para quedarse. No había nada que elegir, en ese sentido la película se planta en el discurso de la antinormalización.

—¿Cómo planteás ese sitio de la intersexualidad?

—No se trata de un lugar ambiguo, la intersexualidad puede ser un lugar elegido.

—Empezar con una ópera prima bien posicionada ¿te facilita las cosas o te crea exigencias para el próximo proyecto?

—Luego de un año y medio de estar metida en un proyecto, me parece que nada es más oxigenante que un nuevo proyecto. Ahora la idea es que “XXY” ya no es de uno, es de la gente, y lo tengo que ir largando. Mis miedos ahora son con el próximo proyecto, pero trato de no pensar en los efectos públicos que pueda alcanzar. La idea es pensar en lo que me divierte y no en lo que me neurotiza.
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“Me interesó la intersexualidad no como un lugar de pasaje sino que puede ser un sitio para quedarse. No había nada que elegir y en la película intenta no normalizar”, dijo Lucía Puenzo.

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