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 domingo, 29 de julio de 2007  
Rugby: Uni marcó la diferencia
Le bastó con un tiempo para vencer a Logaritmo por 27-0 (5-0)

Pablo F. Mihal / Ovación

Por más que los dirigentes se empecinen en disfrazarlas, las diferencias entre los distintos equipos que componen el Regional existen. Están. Y se marcan, afortunadamente, donde tienen que marcarse: en el campo de juego. Ayer, Universitario fue uno de los tantos equipos que puso en evidencia que el formato de disputa de la segunda fase del Litoral lisa y llanamente no sirve, al superar a Logaritmo por 27-0.

  Tras el emotivo minuto de silencio en memoria de la madre del técnico de Universitario Carlos Oviedo, recientemente fallecida, las distintas realidades de los equipos saltaron a la luz, demostrando que sólo el trabajo y la constancia es lo que ayuda a progresar.

  Ayer Universitario se supo ganador desde el arranque en una cancha muy poco propicia para desarrollar su juego. Sin embargo, cuando terminó el primer tiempo ya tenía definido el pleito ante un rival muy repetitivo y carente de ideas pero que le sobró entusiasmo.

  El try de De la Vega y los dos de Rivossechi fueron demasiado para un equipo local que no tuvo argumentos para dar vuelta la situación adversa ya que toda su tarea fue carente de ideas, repetitiva y previsible.

  Sobre el final del primer tiempo y en el comienzo del complemento, Logaritmo merodeó con cierta peligrosidad el ingoal de los académicos pero sus intentos cayeron en saco roto ante una defensa que no dio tregua.

  Algunos chispazos volvieron a poner en jaque a la última línea matemática y el try de Moliné, con el que Uni sumó el preciado punto bonus, terminó de definir el pleito.

  A partir de ahí fue como que el conjunto del barrio Las Delicias sacó el pie del acelerador y se dedicó a esperar, posibilitando que Logaritmo se adueñara de la pelota y lo arrinconara contra su ingoal, apostando a un juego tan cerrado como previsible.

  La combatividad de los forwards bordó no fue suficiente. Los delanteros de Uni entraron en su juego y equilibraron la balanza a la par que los backs entraron a ser simplemente espectadores de lujo.

  Y con el fragor de esa lucha llegó el final. El pitazo de Di Giacinti fue un bálsamo para el alma porque el partido hacía rato que estaba definido.
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