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 domingo, 29 de julio de 2007  
Las misas en latín desatan una extraña búsqueda
El antiguo rito católico impone vestimentas y objetos que ya han desaparecido

Philip Pullella / Reuters

Un decreto del Papa Benedicto XVI de este mes, que permite un uso más amplio de la misa en latín, desató una verdadera industria del algodón para ayudar a los curas católicos romanos a que aprendan cómo celebrar el rito, de siglos de antigüedad.

   Un sitio de internet, ayuda por teléfono, DVD y un curso de entrenamiento en Oxford se encuentran entre los recursos que los sacerdotes pueden usar si quieren celebrar la misa al viejo estilo, pero no están seguros con respecto a qué vestimentas usar o dónde conseguirlas.

   “Habrá curas que dirán: ay Dios, quiero celebrar el rito antiguo pero no estoy seguro de una o dos cosas”, dijo Pietro Siffi, un italiano de 37 años y devoto de la misa en latín, que planea ofrecer apoyo online y por teléfono gratis.

   “Vamos a ayudar a encontrar su respuesta”, agregó.

   Antes del Concilio Vaticano Segundo, de 1962 a 1965, la misa católica era un ritual elaborado y dirigido en latín por un cura que miraba al este con el resto de la congregación, lo cual significaba que la concurrencia veía su espalda.

   El Vaticano II redujo la formalidad e hizo que el cura mirara a los fieles para rezar en su idioma local.

   El rito antiguo también incluye reglas sobre el peinado, las vestimentas, de qué material deben estar hechas, dónde se deben colocar las velas en el altar y la posición precisa de las manos del cura en varios puntos de la liturgia.

   La Sociedad de Misa en Latín de Inglaterra y Gales está planeando una “gran conferencia de entrenamiento” de tres días en la Facultad Merton de la Universidad de Oxford a fines de agosto: “Ha habido una explosión de interés”, dijo su administrador general, John Medlin.

   “El objetivo es dar una medida bien justificada sobre cómo celebrar la misa tradicional y la información de fondo necesaria para hacerlo con conocimiento y devoción”, dijo por teléfono.



La forma correcta. Para aquellos que no pueden viajar, la Sociedad de San Pío X, el grupo tradicionalista cuyos líderes se excomulgaron de la iglesia luego de desobedecer al fallecido Papa Juan Pablo II, produjo un DVD en ocho idiomas que muestra a un cura celebrando el viejo rito y tiene un comentario sobre todo lo que ocurre, incluida la posición precisa, unos centímetros abajo, de las manos, la ropa del altar, las copas y las velas.

   Les enseña a los curas el orden exacto en que deben ponerse las varias capas de vestimenta. Cuando el sacerdote hace un movimiento en falso, aparece una X en pantalla.

   Y Siffi planea ampliar su página internet, www.tridentinum.com, para ayudar a los curas a encontrar el equipamiento correcto. También podría ofrecer cursos, que serán cobrados al costo. “No estoy en esto para hacer dinero”, dijo. “Esta es una labor de amor”, añadió.

   Además, Siffi se tomó recientemente el trabajo de actualizar la llamada “Guía Trimelloni”, un compendio de 850 páginas con las reglas y regulaciones litúrgicas que controlan todos los aspectos del viejo rito.

   Medlin, Soffi y otros dicen que aún hoy hay mucho interés en el rito antiguo de parte de jóvenes desafectados de un mundo superficial y consumista, que buscan algo sagrado.

   Luego del reemplazo de la vieja ceremonia en algunas iglesias por himnos y música de guitarra, mucha gente perdió el sentimiento de misterio y sorpresa ante el rito latino y los siglos de canto gregoriano que correspondían a él.

   “Es porque los jóvenes ya no compran el argumento de que lo sobrenatural está muerto. Han descubierto que lo real es lo opuesto, que lo sobrenatural está vivo”, dijo Medlin.

   Aquellos que están a favor de la misa en latín se dan cuenta de que siempre van a ser una minoría en la iglesia, pero están contentos de que ahora haya una elección para los jóvenes y los viejos.

   “Debemos entender que la mayoría de las personas están felices con el nuevo rito y no debemos hacerlos sentir ciudadanos de segunda clase, ”, dijo Medlin.

   Luego de los cambios en la década de 1960 y 1970, gran parte del material se tiró, se vendió a anticuarios o quedó guardado en armarios polvorientos en rectorías o altillos de iglesias.



Objetos exclusivos. Un elemento difícil de encontrar es la “bursa”, una caja de cartas de bolsillo de entre 23 a 30 centímetros cuadrados. Debe estar cubierta en seda y su color debe combinar con las vestimentas de la misa.

   La bursa, que se dejó de usar luego del Concilio Vaticano Segundo, es efectivamente una bolsa que sostiene el “corporal”, un pedazo cuadrado de tela blanca sobre el cual se coloca la copa durante la misa.

   Otra pieza de parafernalia que se busca es la “banda”, una vestimenta parecida a un pañuelo que cuelga del antebrazo izquierdo del cura durante la misa.

   El birrete negro, un sombrero cuadrado que el sacerdote usa en el rito antiguo cuando llega al altar y cuando se va al final de la misa, también cayó en desuso.
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