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 domingo, 29 de julio de 2007  
Debate por la ciudad
Lifschitz y Cavallero cruzan ideas frente a los rosarinos
En esta primera entrega, los postulantes hablan de transporte, salud y basura.

Javier Felcaro / La Capital

A casi un mes de la elección del próximo intendente, y en tiempos de carencia de debate, Miguel Lifschitz y Héctor Cavallero (quienes una vez caminaron por la misma vereda política) aceptaron contrastar sus propuestas frente a los reclamos más recurrentes de los rosarinos. No lo hicieron cara a cara por problemas de agenda, pero ambos respondieron los tópicos planteados por La Capital.

   Sobre el siempre problemático transporte de pasajeros, el intendente y candidato a la reelección por el Frente Progresista estimó que “los próximos cuatro años serán clave para alcanzar los objetivos trazados: un servicio de calidad uniforme y una mejor prestación”.

   “Es indispensable avanzar con el nuevo sistema y la empresa mixta y, con un piso de calidad uniforme en cuanto a unidades nuevas, reordenar recorridos e introducir mecanismos de control (satelital)”, opinó Lifschitz, para quien “el conflicto más grande pasa por un sector de líneas con buena calidad de servicio y otro con una prestación deficitaria, algo que genera muchos huecos”. No dejó fuera de agenda la ampliación del transporte eléctrico mediante una flamante línea de trole (corredor norte-sur).

   Para Cavallero, postulante del Frente para la Victoria, “la búsqueda de modelos exógenos equivocados, que poco tienen que ver con Rosario, significaron una enorme dilapidación de recursos públicos y tiempo, derivando en un sistema, un parche sobre parche, en el que se debe auxiliar permanentemente a las líneas deficitarias”.

   En lo inmediato, según el ex intendente, “hay que hacer respetar las frecuencias y garantizar el servicio diario, con seguridad policial de noche”. Para esta última franja horaria también impulsó “un servicio especial de taxis”, además de consenso con los dueños y los sindicatos de choferes.

   A largo plazo, instó a “proyectar un sistema que aproveche los modos alternativos de transporte y la infraestructura existente (tranvías, tren de cercanías o troles)”. Y le agregó el rediseño del tránsito vehicular con “carriles exclusivos para el servicio público y una inspección vinculada al ordenamiento y la seguridad, más que a la función recaudatoria”.



Refuerzos. Con la salud como estandarte de gestión, Lifschitz dijo que el “gran desafío” es definir una articulación con la provincia “para lograr, con los mismos recursos e infraestructura, un resultado más efectivo y mantener una prioridad histórica: accesibilidad y calidad para todos”.

   La otra meta del oficialismo consiste en “una calidad de prestación superior a través de la informatización en red del sistema sanitario y la profundización de políticas de prevención de adicciones, tabaquismo y alcoholismo y de alimentación saludable”.

   Cavallero se inclinó por reforzar la atención primaria (“20 nuevos centros y aumento de los recursos”) y promovió un servicio de 24 horas y la incorporación de clínicos, ginecólogos, pediatras y enfermeros para “terminar con las largas colas”. También propició la recuperación del Policlínico General San Martín y del Hospital Roque Sáenz Peña.

   “La refuncionalización de los hospitales Carrasco y Alberdi, así como el pleno funcionamiento del Víctor J. Vilela y el de Emergencias Clemente Alvarez, del Cemar y la Maternidad Martin, garantizarán la integración responsable de la ciudad y la región, trabajando coordinadamente con la provincia para la inversión adecuada del recurso, incrementando la capacidad operativa del sistema de emergencia (107) y el número de camas”, resumió el Tigre.



Otro dilema. Acerca de la basura, Lifschitz recordó que en el 2008 vencerán los actuales contratos de recolección y barrido, por lo que la Intendencia ya está trabajando en los pliegos de la nueva concesión, que incorporará contenedores metálicos de mayor dimensión y capacidad.

   También aludió a la extensión de las zonas cubiertas con contenedores (“por lo menos el 70 por ciento de la ciudad”) y a “la profundización de las políticas de recuperación, separación y reciclaje de residuos para reducir significativamente el volumen que va a disposición final”.

    “Está acordado un crédito del Banco Mundial para construir una importante planta de recuperación y reciclaje”, explicó Lifschitz, quien también llamó a establecer, junto a comunas y municipios del Area Metropolitana y la provincia, “un cinturón de no menos de tres o cuatro lugares de disposición final para reducir impacto ambiental”.

   Cavallero reprochó que la temática no viene siendo objeto de “una política diseñada desde el interés público”, por lo que apostó a “terminar con los basurales y microbasurales que dominan el paisaje”. También a generar “un cambio drástico” del servicio, no descartando la revisión de las concesiones.

   “El agotamiento del sistema de derivación de la basura a Ricardone se evidencia en los altos costos económico, social y ambiental que pagamos”, alertó, razón por la cual fogoneó “la búsqueda de acuerdos y consensos con localidades vecinas, aprovechando los estudios realizados por consultoras internacionales”.


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