Cartas de lectores
Año CXXXVII Nº 49548
La Ciudad
Política
Información Gral
El Mundo
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores
Mundo digital



suplementos
Escenario
Economía
Ovación
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 22/07
Mujer 22/07
Economía 22/07
Señales 22/07
Estilo 07/07
Salud 27/06
Página Solidaria 27/06

contacto
servicios
Institucional



 domingo, 29 de julio de 2007  
Negro, desde hoy me declaro tu amigo

Hace un poco más de una semana que te fuiste de viaje y aprovecho para escribirte unas líneas. Como no fuimos amigos, a pesar de que te conocía mucho y vos a mí nada, aprovecho la impunidad del anonimato para declararme "amigo tuyo para siempre". Total, ahora no vas a decir que no… Te comento que la ciudad está vacía, solitaria, triste, aplastada. Es como que perdió el alma, o algo así, no puedo explicarlo bien pero ahora entiendo el dicho ese que dice: "Brilla por su ausencia…". Y por ahí sí, puedo decir que está sin luz, y nada que ver con la crisis energética. Hablo de una luz superior, esa que irradia calor y color humano. Negro, ahora que somos amigos, quería pedirte prestado a Mendieta para cruzarlo con mi perrita Lola: es una cocker divina, rubia, buenita. ¿Sabes qué?: haríamos mucha guita con la cría. Bueno, pensalo y después me decís. Desde que te fuiste no hago más que leer y releer tus cuentos compulsivamente y me doy cuenta de que estoy en todos, estamos en todos, porque vos nos dibujabas en ellos. ¿Cómo no sentirme identificado? El viernes pasado venía manejando por Corrientes y Pasco, eran las siete de la tarde y escuchaba Continental cuando aparecieron el turco Whebe, Alejandro Apo y Víctor Hugo diciendo unas cosas increíblemente bellas y sensibles sobre vos. No pude más que detener el coche en la mano izquierda y dejar fluir el llanto, te juro que llovían los bocinazos y las puteadas, pero me las banqué como un macho. De todas maneras Corrientes es ancha por ahí y había lugar para todos. Bueno Negrito, no te quiero aburrir más con mis cosas, si bien abusé un poco con nuestra nueva amistad, necesitaba decirte esto, creeme que lo necesitaba. De más está decir que siempre te perdoné que seas canayón, aunque no viene al caso. Te dejo un abrazo de gol, como dice el mariscal Perfumo.

Eduardo Mancilla.

[email protected]
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo




  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados