En profundidad. El escritor y ensayista muestra su antiperonismo más visceral y descarnado

Sebreli, la obsesión por el peronismo

El pensador porteño arremete contra lo que cree un movimiento fascista, pero votó a Telerman

Walter Palena / La Capital

De todos los misterios que surcan el universo, el peronismo, para Juan José Sebreli, debe ser el más arcano. Esta inquietud intelectual es compartida por otros filósofos, escritores, historiadores y politólogos que intentan descifrar este fenómeno político. Pero Sebreli, de formación marxista en su mocedad y que luego viró a pensamientos más liberales, parece haberse rendido de las categorías y los marcos teóricos que aporta la ciencia política.

"El peronismo es una palabra, ya no significa nada, es una fórmula vacía", sostiene en una charla con La Capital antes de disertar en la sede de la Federación Gremial de Industria y Comercio de Rosario.

Este antiperonismo visceral no lo incomoda. Otros, antes que él, se han manifestado de manera mucho más antipática y mordaz. En el plano literario, la expresión más ácida y brutal le corresponde a Jorge Luis Borges, quien solía mofarse de la Marcha Peronista y del líder que se invoca. Sostenía que a un hombre que le gustaba que le cantaran "Perón, Perón, que grande sos" debía, por lo menos, estar loco. Y se ponía en perspectiva. Decía: "Si alguien viene y me dice «Borges, que grande sos», yo le contesto: «Vea amigo, mejor cambiemos de tema»". Hasta este extremo no llega Sebreli, pero lo bordea continuamente.


Contrapunto
La obsesión de Sebreli por el peronismo tuvo la semana pasada un contrapunto con el ministro del Interior Aníbal Fernández El filósofo había dicho en una entrevista radial que el peronismo es esencialmente fascista El titular de la cartera política le contestó con una descalificación muy propia de este funcionario que no se destaca precisamente por la fineza dialéctica Sebreli tiene un despelote bárbaro en la cabeza dijo

La respuesta de Fernández sucedió el mismo día en que Sebreli vino a Rosario a disertar y el filósofo ya estaba al tanto de lo que había dicho el ministro. "No voy a contestarle a Fernández. Pero lo de fascismo no lo digo yo, el mismo Perón lo sostenía. En dos de su libros ("La fuerza es el derecho de las bestias" y "La hora de los pueblos") habla del fascismo italiano y del nacional socialismo (nazismo) como grandes movimientos. De todo eso hizo una gran ensalada", monologa.

Entonces recuerda el viaje de Perón a Italia y los estudios que hizo en aquel país dominado entonces por Benito Mussolini en la antesala de la Segunda Guerra Mundial.

"Perón, en montones de reportajes, ha dicho que su educación la hizo en la Italia fascista, donde vivió casi dos años. Lo que pasa es que cuando los sistemas se trasladan a otro país, en este caso a la Argentina, no se hace exactamente igual, pero de todos modos se parece al fascismo, sobre todo al primero, que era blando", argumenta Sebreli.


Todos juntos
Cuando su catártico antiperonismo parece llegar a su fin otra pregunta de La Capital lo ubica de nuevo en su obsesión.

-¿Es posible reunir en una misma mesa a Carrió, López Murphy y Lavagna?

-Carrió y López Murphy tienen muy buena relación y me gustaría esa coalición. Con Lavagna me parece más difícil, porque es un representante típico del duhaldismo y del kirchnerismo, que son los que llevaron al país al derrumbe.

-¿Lavagna es demasiado peronista para su gusto?

-No sé, el peronismo es una palabra, ya no significa nada. El peronismo histórico se terminó en 1955. Más aun, desde el punto de vista económico, de lo que la gente cree que fue antiimperialista, eso concluyó en la mitad de su gobierno. En 1950, Perón hace un giro de 180 grados. En fin... el peronismo es una fórmula vacía. Sigue teniendo éxito porque tiene gran habilidad para hacerse del poder y mantenerlo.


El espejo capital
Sebreli se pone luego a hablar de las elecciones en Capital Federal Dice que son un espejo para el resto del país e interpreta que en ese distrito el 70% de la ciudadanía votó en contra del kirchnerismo Eso marca para él el comienzo del declive del gobierno

El filósofo, quien apoyó a López Murphy en 2005, ahora milita en la Coalición Cívica, el espacio que formó Elisa Carrió. Esta alianza acompañó a Jorge Telerman en su intento de reelección, pero finalmente no llegó al ballottage.

-Al final, terminó respaldando a un peronista como Telerman.

-Bueno... yo me sentí identificado con la Coalición Cívica, no tanto con la alianza con Telerman, quien, citando a un famoso periodista, es un hombre de lealtades breves y frágiles. De todas maneras, lo hubiese votado de nuevo si alcanzaba el ballottage. Ahora queda la opción entre Macri y Filmus.

-¿Y a quién de los dos va a votar?

-A Filmus decididamente no. Queda el voto en blanco, pero es un peligro en este momento en que hay que ponerle un freno a las ambiciones hegemónicas del kirchnerismo. Aun cuando fuera positivo todo lo que hace el gobierno, no es bueno para la democracia que exista un solo partido. Puede ser que tengamos que apoyar a Macri, con todas las reservas. Uno tiene que elegir el mal menor.

-¿Qué cambia en el escenario nacional un triunfo de Macri en Capital Federal?

-Que representará menos votos para Kirchner.

-¿Eso se va a transferir a otros distritos?

-Santa Fe es un buen ejemplo, donde es muy probable que fracase el kirchnerismo y triunfe (Hermes) Binner. En Santa Cruz también puede haber posibilidades.

-Pero los que votan a Binner en Santa Fe no son necesariamente antikirchneristas.

-Puede ser, pero el triunfo no se lo lleva la Junta para la Victoria (sic). Y en otras provincias veremos. De cualquier manera, no creo que Kirchner pierda las elecciones nacionales, pero por lo menor espero que haya un oposición sólida y numerosa.

-El gobierno puso como eje de campaña en Capital Federal el dilema ideológico izquierda-derecha, noventismo-setentismo. ¿Cree que eso se trasladará a las generales de octubre?

-Me parece que sí, pero esta discusión es una falsedad total. Eso de creer que el kirchnerismo se identifica con la izquierda es un disparate. Felipe González, un político a quien admiro mucho, decía que la opción actual no es entre izquierda y derecha, sino entre modernidad y bonapartismo. A este último término se lo puede emparentar con el populismo. Entonces, la modernidad y la democracia no están representadas por el kirchnerismo. Progresismo hoy significa más democracia e inserción en el mundo global. Y esto es todo lo contrario a lo que está haciendo el gobierno, que nos está aislando del mundo. Por este camino vamos a la catástrofe.

Sebreli ve en el peronismo todos los males nacionales.