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 domingo, 17 de junio de 2007  
Pobres en un país rico

Por Carlos Duclos
“¿Cómo es posible que en un país tan rico ocurran estas cosas?", protestó la mujer cuando vio el precio de un diminuto pedacito de queso en la góndola del supermercado. "¡Qué vergüenza, 10 pesos este miserable trozo de queso!”, remató mientras mostraba a otra mujer que se encontraba a su lado el pedacito de lácteo que se perdía entre su manos. Lo cierto es que nos vimos tentados a contarle la conocida historia de ese día, entre los seis, en el que a Dios le tocó crear a esta región que luego tomó el nombre de Argentina. Dice la leyenda que acompañaban al Ser Supremo un grupo de ángeles que cuando comenzaron a advertir los dones que la divinidad desparramaba en esta zona empezaron a impacientarse y manifestaron al Creador: “Has puesto un suelo particularmente fértil, una serie de climas que cubre todas las expectativas y que sirve a todas las posibilidades, has hecho correr abundante agua dulce y potable por el norte y por el sur, has colmado de animales la tierra y de peces el mar. Ahora vemos que has esparcido ricos minerales por todo el suelo. ¿No es demasiado, no crees que el reparto es injusto, puesto que otras regiones carecen de tantas riquezas?”. Dios entonces miró a los ángeles y les dijo: “Es que esta región alguna vez estará conducida por ciertos argentinos y si yo no derramara todas estas riquezas, ¿qué sería de las pobres criaturas?”. Lo que Dios no pudo imaginar es que ni siquiera su plan iba alcanzar para amparar a su criatura, puesto que el hambre y la pobreza (a pesar de los dibujos alentados por el gobierno y confeccionado por el ente llamado Indec o nuevo Indec-ente) es de carne y hueso.

Pero mientras el pedacito de queso de la consumidora está a 10 pesos y comerlo con una cerezas es hoy un verdadero lujo, ocurren otras cosas alrededor del otro queso argentino. Por ejemplo: todos conocen el caso Skanska, de manera que es innecesario abundar en detalles sobre el mismo. Tanto el juez Montenegro como su colega López Biscayart siguen trabajando denodadamente para allegar más pruebas a la causa y que la investigación sea fructuosa. Claro que esta investigación, hasta donde se ve seria y responsable, llevada adelante por los dos magistrados y que ya le ha costado al gobierno nacional la cabeza de dos funcionarios y el traspaso del esposo de la ministra de Economía, Felisa Micelli, a otra área, y ha erizado la piel y los pelos de algunos sectores del poder. Y a tal punto que según el periodista porteño Pablo Abiad (en declaraciones hechas a Nelson Castro, en su programa El Juego Limpio), hay movimientos para que el Consejo de la Magistratura (después de su reforma con gran hegemonía oficialista) inicie acciones tendientes a ver si se puede encarar un juicio político al magistrado López Biscayart. Si es así, y si con el tiempo este anhelo oficial finalmente se logra, quedaría confirmada de manera proverbial la razón que tenía la oposición en oponerse a tamaña reforma.

No hay ideologías. Mientras la señora se habrá quedado con las ganas de degustar el trocito de queso, y los tacheros en Capital protestan por la falta de GNC y el gasoil escasea o viene bautizado con agua y un sueter cuesta 80 pesos y un paquete de acelga se paga 3 pesos; y mientras entre pago de alquiler, gastos e impuestos el sueldo de muchos argentinos (si trabajan) desaparece en un santiamén, el presidente recibió en su despacho a Ramón Díaz y al inefable hincha de San Lorenzo Marcelo Tinelli, quienes le regalaron una camiseta del club. Después Ramoncito diría que Filmus lo había convencido y que iba a votar por él (y porque además es de San Lorenzo). La imagen, lamentable y puramente electoralista, recorrió todo el país. La pregunta es: ¿esta sola escena, irradiada por varios programas de TV, no bastaría como respuesta a la frustrada señora del queso?

¿Cómo es posible que en un país tan rico ocurran estas cosas? La pregunta se puede encontrar, por ejemplo, en la reunión filmada y fotografiada del presidente con Franco Macri el año pasado, en la cesión al empresario del servicio de Belgrano Cargas, pero eso sí: a los efectos de las elecciones en Capital, Mauricio Macri pertenece al nefasto modelo de los 90. Modelo al que perteneció, precisamente, Daniel Filmus, quien por aquella época revistaba como asesor en uno de los ministerios de la gestión Menem. ¿No es demasiada esta prédica constante contra los personajes de los 90 por parte de los mismos que formaron parte de ese staff? En su momento Menem definió perfectamente todo esto: “Ya no hay ideologías, sólo hay intereses”.

El colmo del superprogresista Filmus es que lo sea, que además sea Ministro de Educación de la Nación y que envíe a sus hijos a una escuela privada ¿Por qué lo hará? Tal vez por la misma razón que se enviaron desde Santa Cruz miles de millones de dólares al exterior cuando las papas quemaban. Es que los funcionarios argentinos ya no confían ni en lo que ellos mismos hacen funcionar.

Estupidez y desencuentro. El problema argentino es la estupidez y el desencuentro. Es un problema de siempre. ¿Puede pensarse en un legislador kirchnerista enfrentado al presidente en temas relevantes para el país y para el propio poder? Basta encender el aparto de televisión para advertir que aquí todas son diatribas contra el oponente. Claro, tampoco hay que creérselas a todas, porque cuando se trata de unidad para otras cosas entonces la corporación estrecha filas y no hay pelos ni colores que separen ¿O no es así?

Claro que este problema argentino no ha sido ni es patrimonio exclusivo de la conducción nacional. Está presente en muchas provincias, ciudades y hasta en partidos políticos en donde hay diferencias internas irreconciliables. Los últimos renglones son dedicados a la provincia de Santa e y la ciudad de Rosario. Ya es un secreto a voces que en el justicialismo hubo y hay distanciamientos entre los principales referentes que comprometen el triunfo en las próximas elecciones, lo mismo ocurre en el socialismo popular y hasta hay diferencias en pequeños partidos, como el Ari. Dice un dirigente de ese partido: “El Ari apoya a Miguel Lifschitz. Junto a otras fuerzas políticas y sociales participamos el pasado miércoles de la reunión del Frente Progresista de la ciudad de Rosario en el Hotel Riviera y decidimos participar activamente de la campaña para las elecciones primarias obligatorias, apoyando la candidatura a intendente de Lifschitz”. La cuestión es que mientras se realizaba esta reunión, Carlos Comi, del mismo partido, anunciaba su candidatura a intendente al lado de Elisa Carrió en otro hotel de Rosario. Es por todas estas cosas, y por otras, que en un país tan rico haya tanta pobreza de todo aspecto.




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