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 domingo, 17 de junio de 2007  
La circuncisión femenina en Africa, una práctica cruel y difícil de erradicar
Las tradiciones culturales y religiosas son las mayores barreras para frenar la mutilación genital. Según la ONU, tres millones de niñas son sometidas en el mundo a este procedimiento

Jack Kimball

Hagaz, Eritrea. — Para Amira de 3 años, la ley que prohíbe la mutilación genital femenina en Eritrea llegó demasiado tarde. Envuelta en un vestido naranja tradicional africano, la madre de Amira, quien sólo se identificó como Gerejet, dice haber circuncidado a su niña para complacer a su futuro esposo en este país del cuerno de Africa. “Era la cultura que hemos recibido de parte de nuestras abuelas, pero también lo hacemos en función del placer de los hombres”, dijo esta mujer de 30 años, en una aldea de la capital de Eritrea.

   Al igual que Gerejet y Amira, se estima que unas 100 millones de mujeres de todo el mundo han sido circuncidadas, un procedimiento que en los casos más extremos implica el corte del clítoris y de la genitalia externa, para luego coser la vagina para reducir el deseo sexual de la mujer.

Multas y cárcel. Eritrea prohibió la mutilación genital femenina en abril. El gobierno ha advertido que cualquiera que participe o promueva la práctica, se enfrenta a una multa de varios cientos de dólares o hasta 10 años en prisión. Los funcionarios de gobierno se muestran optimistas sobre que la ley pueda forzar un cambio en las actitudes, pero a otros les preocupa que la práctica esté demasiado arraigada como para que las amenazas legales tengan mucho impacto. “La mutilación es una cultura profunda y necesita un persistente esfuerzo para detenerla”, dijo Luul Ghebreab, presidenta de la Unión Nacional de Mujeres Eritreas.

   El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) dice que Eritrea se encuentra entre los peores países del mundo por los casos de mutilación, y un estudio realizado por el gobierno en 2002 encontró que menos del 1% de las circuncisiones eran realizadas por profesionales de la salud capacitados. Pirkko Heinonen, la representante de Unicef en Eritrea, dice que la práctica abarca a comunidades cristianas y musulmanas, al igual que a todos los nueve grupos étnicos de Eritrea. “Pero hemos llegado a un punto crucial. Era la excepción no ser cortada, pero creo que en el grupo etario más joven, la excepción es ser sometida a la práctica”, dice.

   Sentada dentro de su casa de techo de paja, Gerejet cree que las mujeres eritreas le darán la bienvenida a la nueva ley. Ella había circuncidado a su hija porque ningún hombre se casaría con una muchacha a menos que esté cortada. “Pero nada le sucederá a otra hija si no está cortada”, dijo Gerejet en Hagaz, a 100 kilómetros de Asmara. “Le agradecemos a Dios que la ley fuera dictada. Al menos el dolor parará”.

El circuncizador. Los funcionarios de gobierno dicen que la ley que prohíbe la práctica sólo es parte de un largo proceso de educación pública que data desde los 30 años de lucha por la independencia de Eritrea de Etiopía. “Eritrea es fácilmente manejable, hay un sistema en cadena, un nivel de aldeas, la subzona, el nivel zonal. Podemos controlarlo”, dijo Tesfay Misgna, un activista del Ministerio de Salud. Tesfay dijo que las comunidades se han puesto a la delantera de la prohibición de la práctica: “Los temas legales son muy vitales, porque algunas personas los necesitan. Pero incluso algunas aldeas crearon sus propias, leyes antes de que el gobierno impusiera la prohibición”. Agregó que “para el año 1999, estaba en 95% y luego en 2003, estaba en 89%. Hoy en día esperamos que sea menos que eso”, afirmó.

Graves trastornos. Meriam Mohamed Omar, una ex realizadora de circuncisiones, tira de la tela de su vestido púrpura para simular la genitalia externa e introduce una pequeña aguja adentro de ella. “Solía usar un palito fino de una palmera. Una sostiene la genitalia en dos y luego la corta”, dijo. La mujer dice haber interrumpido la práctica cuatro años atrás, después de enterarse de las consecuencias que tenía para una niña.

   Unos tres millones de niñas son mutiladas mundialmente cada año, según las Naciones Unidas. “La mayoría de las veces ella sufre de dolores cuando está dando a luz, pero también durante las relaciones sexuales”, dijo Meriam.

   Las Naciones Unidas dicen que las mujeres circuncidadas son hasta un 70 por ciento más vulnerables a hemorragias potencialmente fatales después del parto. Hasta 20 de cada 1.000 bebés nacidos en los países africanos mueren porque sus madres fueron circuncidadas.

   Los trabajadores de ayuda humanitaria dicen que las tradiciones culturales serán la mayor barrera para erradicar la circuncisión femenina. En Glass, al otro lado del lecho del río de Hagaz, los residentes dicen que la práctica de la circuncisión todavía continúa. “La gente simplemente dice que acepta la ley, pero en realidad no es así”, señala una residente.

   Heinonen cree que la nueva ley eritrea contra esta práctica es un hito para el proceso y concuerda con que todavía hay mucho por hacer. “Es algo muy difícil de hacerle a tu familia cuando eres una de las primeras en ponerle freno”, afirmó la mujer. “Algo que está apoyado en un temor real si no permito que mi hija sea cortada, es si será considerada una prostituta”, agregó.
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Las mujeres son circuncidadas de niñas para reducir su deseo sexual y complacer a sus futuros esposos. Según Unicef, Eritrea está entre los peores países del mundo por los casos de mutilación.



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