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domingo,
17 de
junio de
2007 |
Día del padre: cuando el tiempo equivale al oro
Belén Travesaro / La Capital
En una sociedad donde las exigencias laborales son cada vez mayores, no resulta tarea sencilla hacerse tiempo para los afectos. El trabajo se come gran parte de la energía y deja poco tiempo para el amor. Quienes más sufren este fenómeno son los chicos, que reclaman hasta el cansancio un lugar en la sobrecargada agenda de los adultos. Y a pesar de sus muecas compradoras para que el padre los acompañe en juegos y travesuras, no siempre logran su cometido. Acorralados por las ocupaciones, muchos padres se pierden momentos irrecuperables.
Mujer consultó a los padres acerca del tiempo que les dedican a sus hijos y se encontró con historias de vida donde el afecto puede más que el trabajo.
Una de ellas es la de Daniel Matteucci, de 51 años, quien luego de dejar todo su esfuerzo para una empresa en la que trabajó durante 33 años, se dio cuenta del tiempo que no estuvo cerca de sus hijos. “Hay momentos que no se comparten y no se recuperan más”, dijo, y aconsejó a los padres más jóvenes que los acompañen y los cuiden. “Esa es la mejor inversión —dijo— y si hace falta, que sacrifiquen ganar más dinero”.
Ahora, por más que los hijos de Matteucci ya son grandecitos (una hija de 23 y un varón de 18), no deja de estar cerca de ellos, atento a lo que necesiten. Por eso ven televisión juntos y los acompaña cuando realizan deportes.
Quienes tienen claro esto son Mirta y Ricardo, un matrimonio de 68 y 60 años respectivamente. “La infancia es el período más importante de los hijos. A veces por trabajar muchas horas, los padres perdemos momentos hermosos. La figura del papá y la mamá son irreemplazables”, opinaron quienes no pierden la oportunidad para comer un asado junto a ellos, en especial con el que tienen más cerca, que vive en Villa Constitución (el otro está en Barcelona).
Pedidos de auxilio
En general las empresas no suelen contemplar las necesidades afectivas de sus empleados y resulta difícil hacerse espacio para los hijos. Ante las presiones y exigencias laborales están los hombres que se animan a decir “basta” y priorizan su vida familiar. Oscar Portaluppi, de 42 años, ex combatiente de Malvinas, estuvo quince años sin dormir en su casa por su trabajo como guardia en una firma de seguridad.
Un buen día decidió renunciar a ese horario para estar más cerca de sus hijos. “Ahora puedo tapar a mis hijos cuando duermen y tengo más tiempo para atenderlos en lo que haga falta”, dijo. “Hay que regar la plantita”, agregó.
En cuanto a la importancia que cobra en la vida de los seres humanos la figura del padre y la madre, contó un testimonio escalofriante. “Cuando los soldados heridos en la guerra de Malvinas agonizaban o vivían una situación peligrosa, llamaban a los gritos a su mamá o papá”, recordó.
Prioridades
Cada familia es un mundo y tiene sus características particulares. Sin embargo, las parejas actuales, por vivir en una sociedad centrada en las obligaciones laborales, suelen carecer de tiempo para compartir con los hijos.
Para “Cacho”, de 61 años, que realiza tareas de chapería y pintura, “los padres de antes conseguían estar más cerca de sus hijos. Ahora, en cambio, suelen estar poco en casa porque trabajan todo el día porque no dan los números”, dijo.
Cacho tiene un hijo varón de 26 años, con quien juega al billar y al pool, y no pierde la oportunidad de acompañarlo a pescar cada vez que se presenta la ocasión.
En la recorrida pocos fueron los que reconocieron que le pueden destinar el suficiente espacio a la familia, a excepción de Daniel, de 50 años, a cargo del kiosco de diarios y revistas de Córdoba y Sarmiento. “Con mis hijos vamos juntos al cine, a comer afuera y a la iglesia”, contó.
En este Día del Padre no hay excusas. La jornada de hoy resulta una buena oportunidad para compartir un momento con los afectos más entrañables. A no dejarlo pasar...
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