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domingo,
17 de
junio de
2007 |
El cazador oculto: “La fragilidad de los lazos de Fierro”
Ricardo Luque / Escenario
“Son de Fierro” dio un giro inesperado. Nació como una comedia costumbrista al estilo de “Gasoleros”, la tira que puso a Pol-ka y a su mentor, Adrián Suar, en el mapa de la televisión. Pero, de pronto, se convirtió en un drama lacrimógeno heredero de la tradición más pura del culebrón latinoamericano. ¿Qué pasó? No recibió la bendición del dios rating. Y cuando eso pasa no queda otro recurso que apelar al “factor sorpresa”. Lo hizo Marcelo Tinelli cuando, después de un debut arrollador, cayó en las redes de “Gran Hermano”. Su carta de triunfo fue “El baile del caño”. Un suceso. Fácil y eficaz. El problema para los autores de “Son de Fierro” fue que ya habían exhibido los encantos de su estrella juvenil, Soledad Fandiño, tanto en la tira, donde encarna a una vedette ascendente, como en “ShowMatch”, donde compite en “Bailando por un sueño”. ¿Qué vuelta de tuerca se le podía dar entonces a una comedia familiar clásica? No había mucho que pensar, con aggiornar la historia era suficiente. Y así fue como los lazos que unían desde hacía 25 años a Lucía y Martín, los Fierro del título a la ficción, se rompen y la familia modélica que encarnan en la pantalla chica entra en crisis. ¿Qué pasó? Nada nuevo. El diablo metió la cola en el mundo ideal de la televisión. ¡Infidelidad! Y lo peor de todo, fue la mujer la culpable de la separación. Fue ella, y no el santo varón, la que cayó en la tentación. La situación, que puso al rojo vivo las mediciones de rating de la última semana de la tira, aún no está resuelta. Ella amenazó con irse, él le pidió que volviera, mientras tanto los hijos se debatieron entre el ser y la nada. ¿Qué pasará? No es difícil saberlo. Una televisión políticamente correcta como a la que estamos acostumbrados los sufridos televidentes argentinos buscará que se restablezca el status quo. Nada de familias disfuncionales. Adiós al principio de realidad. Lo único que importa es el final feliz. Pero, ¿cuál es?
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