Central jugó mal y perdió bien con River

El Millo fue superior y eso que a los 29' se quedó con un jugador menos por la expulsión de Villagra

Mauricio Tallone / Ovación

Cabía imaginar que si River tenía una buena tarde, Central podía pasarla mal. Al final, el partido se ajustó a esas previsiones más allá de las contingencias del juego. El trámite también entregó la evidencia de que River está en una dimensión superior. Que pese a su inestabilidad y convulsionada actualidad futbolística e institucional, igual tiene a jugadores que no necesitan interpretar un papel estelar para dejar sus huellas en el resultado. Obvio, a la cabeza de esta referencia vale ubicarlo a Marco Ruben, autor de los dos goles nada menos que ante el equipo que lo tenía como figura relevante hasta hace unos meses.

A partir de la primera conquista, luego de un cabezazo de Rosales y la buena respuesta de Alvarez, se explica todo lo que vino después. No sólo el triunfo millonario, sino el desmejoramiento en el que cayó Central, que nunca se dio cuenta de que River jugó desde los 29' sin Cristian Villagra.

Así como River le debe mucho a Ruben, el otro agradecimiento mayúsculo es para Central. El equipo de Ischia decepcionó colectivamente y esos resortes anímicos, los mismos que ayudaron a la atropellada de los tres triunfos en cadena, esta vez se volvieron insuficientes.

El espejismo del arranque del segundo tiempo, en el que Ischia buscó una solución táctica y mandó a la cancha a Alemanno y Zelaya para oxigenar el ataque con tres delanteros, se esfumó en la misma medida en que River empezó a sentirse dueño y señor de todo. El 2 a 0 resume una distancia que no admite discusiones. Central quedó preso de un plan mal ejecutado desde el vamos. Por eso pasó por el partido como un gran enigma y siempre jugó a remolque de River. Cuando la dirección del trámite la marcaba la desesperación canalla y Belloso se perdió el empate, llegó el otro impacto de Ruben que adormeció cualquier intento.

Ahora se dirá, como ocurre habitualmente en estos casos, que Central pagó demasiado caro el desgaste físico por haber jugado tres partidos en menos de una semana. Es difícil comprobar esto y utilizarlo como atenuante en un equipo que fue invisible, que hasta acomodó sus huesos al inadmisible rol de partenaire en plena superior numérica.

La derrota esparció por el Gigante dosis similares de descontento y malestar. Es que Central no sólo se desconectó de su envión ganador con un porrazo sonoro, sino que lo hizo a una semana del clásico ante Newell's. Un momento muy inoportuno para una profunda mirada introspectiva y buscar una nueva reconversión como equipo.

Belloso trata de ganarle el salto a Lussenhoff y Zapata.