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domingo,
29 de
abril de
2007 |
La figura: Marco Ruben
Dicen que no hay peor astilla que la del mismo palo. Ruben convirtió los dos goles que nunca hubiera ansiado. Por eso no los gritó y en cada conquista miró el piso como pidiéndole perdón a la gente local. Fue el jugador excluyente del partido.
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