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domingo,
29 de
abril de
2007 |
Otoño Canalla
Sergio Faletto / Ovación
Los goles que no se hacen en el arco rival, terminan en el propio. Y los goles que se venden también. Esto es algo que Central ayer comprendió con dolor. Porque los goles que antes gozaba, ahora los sufrió. Dos conquistas de Marco Ruben, el otrora goleador canalla, fueron suficientes para dejar en un asombroso silencio a la multitud auriazul. Silencio que mutó en bronca y preocupación a la hora de la partida y de cara al clásico.
Es que la primavera de tres victorias terminó con un otoño abrupto. Las hojas de un Central triunfante se cayeron casi sin ofrecer resistencia ante un rival que pesó más por nombre que por jerarquía. Pero suficiente para exhibir el verdadero nivel del equipo de Arroyito, que tiene en la actitud y el orden dos cualidades insuficientes para pretender ubicar al equipo en el lugar que la historia y su gente merecen.
Central no pudo ante un River desdibujado y en inferioridad numérica. Dato que debilita aún más la calificación del equipo canalla, que por momentos fue la estatua de la impotencia. Hay claros indicios del trabajo táctico y anímico que desarrolló Carlos Ischia, caso contrario hoy Central sería el mismo de las primeras fechas. Pero hay cosas que el DT no podrá resolver, porque esos factores dependen de los jugadores. En ellos está la solución, pero también el problema.
Newell's está a la vuelta de la esquina y el tiempo de resolución es corto, pero suficiente. En ese breve lapso los grandes tendrán que demostrar que son grandes y los chicos tratar de disimular que son chicos. Christian González deberá entender que los guapos del novecientos quedaron bien retratados en las películas y en los óleos, y que no jugaban al fútbol. Para ser referente el Kily deberá jugar como tal. Ayer insultó a Villagra, pisó a Ahumada, enfrentó a Belluschi en un acto demagógico y después confrontó con Lussenhoff. Pero jugar, ni ahí.
El Toti Ríos y Belloso tienen experiencia para saber que correr tiene sentido siempre y cuando se haga con criterio futbolístico, caso contrario es un derroche de energía.
Los juveniles Damián Díaz, Tomás Costa, Germán Alemanno, Emilio Zelaya, entre otros, están obligados a madurar en la cancha, así lo decidieron las políticas exportadoras del club, y para ello tendrán que pensar más rápido para actuar con menor vértigo.
Si logran estos cambios y ensamblan el juego que Ischia pregona, Central llegará al clásico con posibilidades. Un clásico que asoma una vez más como el partido a ganar en el juego del honor. Sólo del honor. Porque otra vez no gravitará en la disputa del título local. Algo que los canallas hace mucho no consiguen, tanto que el miércoles se cumplirán 20 largos años.
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