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 domingo, 25 de febrero de 2007  
El nombre de un rival en el espejo

Antes de morir, Facundo González dejó en el aire un dato que al principio confundió a todos los que hacían guardia en la puerta de Centeno 1834. "Sergio Suárez", ese fue el nombre que dejó estampado en el espejo del baño. "Sergio Suárez es uno con el que Facundo está enfrentado", explicó una mujer que, al conocer la identidad del pibe muerto, se marchó del lugar. "Es un familiar", explicó una doña en el lugar.

Centeno entre Dorrego e Italia era ayer por la tarde la cuadra de las sensaciones encontradas. Eso fue lo que se percibía ayer cuando los vecinos habían apagado el incendio y los policías esperaban que la mortera retirara el cadáver del ladrón. "Dejame entrar a ver si es mi primo. Me llamo Diego y quiero ver si es él", le dijo un muchacho a uno de los oficiales que trabajaba en el lugar. Y un par de minutos después, el hombre se fue llorando junto a una mujer embarazada que repetía: "Es el Facu. Es el Facu".

Mientras los dos familiares de la víctima se iban chancleteando las tres cuadras hasta la villa de Moreno y Doctor Riva, un vecino susurró: "Este ahora se hace el bueno y le choreó a medio barrio. El muerto es el guacho que asaltó el mercadito Juan Pablo (que está casi enfrente de la casa Juana) y le gatilló dos veces en la cabeza a Marta hace un par de meses". Contrastes de un barrio que se mueve entre la realidad de una sobreviviente clase media y los villeros, condenados por vivir transitando la delgada línea entre la pobreza y la marginalidad.

"Es muy feo ver cómo terminan estos pibes. Uno los conoce desde chiquitos, cuando ya mangueaban en la calle. El primo que vino a reconocerlo ya perdió un hermano que entró a robar en un lugar que tenía seguridad privada y lo mataron de un tiro. Yo me los cruzo por la calle y les digo: «Ya perdieron un hermano. Por qué no tratan de calmarse», pero no hay caso", comentó un muchacho que dijo conocerlos "de la villa".
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