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 domingo, 25 de febrero de 2007  
Empezaron a los 16 y ahora quieren dejar el cigarrillo
n n Así lo revela un estudio hecho entre los rosarinos que fueron a los cursos antitabaco en 2006

Los rosarinos que quieren dejar de fumar confesaron que se iniciaron en la adicción entre los 16 y 19 años. Los testimonios se desprenden de un análisis realizado por la Municipalidad entre quienes participaron de los cursos para abandonar el cigarrillo realizados durante 2006. El método antipucho aplicado logró su efecto en el 58 por ciento de los asistentes, quienes le dijeron definitivamente "chau" al faso tras el cursado.

Durante el pasado año, 750 personas concurrieron en total a los ocho cursos que se llevaron a cabo en el marco del Plan Municipal de Prevención del Tabaquismo encarado por el municipio.

De todos los participantes, el 75 por ciento de los encuestados había intentado abandonar el hábito en algún momento. Pero, finalmente, el 58 por ciento logró dejar el cigarrillo tras recibir los consejos y el tratamiento de los especialistas municipales.

En otro orden, los datos indican que el 38,2 por ciento asistió por "problemas de salud". En tanto, un 44,1 por ciento de los interesados manifestó que inició el contacto con el cigarrillo antes de cumplir los 16 años, mientras que el resto lo hizo entre los 16 y 19 años.

Un promedio de 100 personas participó de cada uno de los cursos. Aún así, en algunos de ellos los cupos no alcanzaron para todos los interesados; porque los inscriptos superaban ampliamente la capacidad de los distintos auditorios donde se desarrollaron los encuentros.

A propósito, el Centro Municipal de Distrito Centro (CMDC) fue el lugar donde más gente concurrió para realizar los cursos 2006.

La notable presencia de interesados durante el pasado año a la actividad hizo que las autoridades sanitarias planifiquen para 2007 una nueva edición a partir de marzo.


Objetivos
Los encuentros tienen como objetivo brindar ayuda y concientizar a los fumadores acerca de los graves perjuicios que ocasiona el hábito de fumar

Tanto es así que Rosario es considerada "pionera" en brindar ayuda a los fumadores. En la lucha por encausar a la población sobre las graves consecuencias que provoca el tabaco, la Secretaría de Salud comenzó con la experiencia en 2004. Desde ese momento, debido a la gran cantidad de participantes, la actividad se repite año a año con "buenos resultados que contagian ganas de seguir", sostuvo una de las impulsoras de la iniciativa, Beatriz Martinelli.

Los ejes fundamentales del plan son: protección de los derechos del no fumador, prevención especial en jóvenes y cesación para el fumador. Además, entre las políticas contra el tabaquismo se llevan a cabo actividades como campañas de difusión masiva, entrega de folletería, acreditaciones a distintas firmas como "Empresas libres de humo de tabaco" y capacitación a profesionales de la salud.

El curso consiste en cinco reuniones donde se abordan distintos aspectos relacionados con la adicción al tabaco. Cada uno está coordinado por profesionales como psicólogos, médicos, nutricionistas, trabajadores sociales y profesores de educación física. Previamente a las clases, los especialistas

mantienen una charla con cada participante con la intención de conocer el grado de dependencia con la nicotina y la decisión de dejar de fumar en que se encuentre cada interesado.

El tabaquismo ha alcanzado en el mundo las dimensiones de una gran epidemia de devastadoras consecuencias (ver página 6), creciendo en mayor proporción en los países subdesarrollados. No sólo fuman los que quieren fumar, sino también los que no lo desean. Dejar de fumar beneficia la salud, la economía y mejora la calidad de vida, no sólo en el organismo del fumador sino también de los que lo rodean.

Según los especialistas, abandonar el hábito disminuye las probabilidades de tener problemas cardíacos, cáncer y enfermedades pulmonares.

Después de los cinco días que dura el curso, aquellos que no logran dejar el cigarrillo, pueden asistir a las charlas de seguimiento donde reciben apoyo de ex fumadores. Allí se hace hincapié, entre otras cosas, en que el tabaquismo pasivo causa un 30 por ciento de aumento en el riesgo de infarto y de cáncer de pulmón en los no fumadores, por eso también es imprescindible pensar en los demás.
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El método antipucho aplicado por el municipio logró su efecto en el 58 por ciento de los asistentes.

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