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 domingo, 28 de enero de 2007  
[Nota de tapa] Yo, robot
Recuerdos del futuro
Se cumplen 80 años del estreno de la película "Metrópolis", de Fritz Lang. Un clásico que, como tal, puede volverse a ver y así captar la fascinación que destella su trama

Fernando Varea

Recientemente, alegando la intención de “preservar un trozo de cultura cinematográfica y transmitirlo a las nuevas generaciones”, la empresa Strenco, en Hamburgo, reconstruyó el robot María del clásico cinematográfico “Metrópolis” (1926/27, Fritz Lang), a 80 años de su estreno. Pero, como es sabido, detrás de los mitos y fetiches de los que suele nutrirse, el cine contiene historias, quimeras y significados que seguramente merecen más atención

El metálico muñeco fue presentado por Volker Strauss, gerente de la empresa, como un “ícono atemporal de la cultura pop”, inspirador de otros como C-3PO, de la serie de ciencia ficción “Star Wars”. El original se había quemado durante el rodaje, y ya no existen bocetos ni dibujos, por lo que tuvo que ser reconstruido en base a las imágenes filmadas y fotos de prensa.

El creador de la figura, Walter Schulze-Mittendorff, había realizado a fines de los 60 una copia estática, y en numerosas ocasiones fue recreado también por aficionados de distintas partes del mundo, pero ahora la recuperación va más allá del afán de los fanáticos: a partir de febrero se distribuirán unos 2.000 ejemplares en internet y a través de la Cinemateca Alemana en Berlín, y además de la figura de tamaño humano fabricada en resina (que costará 3.000 euros), habrá bustos y modelos más reducidos.

El austríaco Fritz Lang (1890-1976) había sido dibujante, escritor y teniente del ejército de su país en la Guerra Mundial, antes de comenzar a dirigir sus primeros filmes en Alemania: “Las arañas”, “Harakiri” (sobre “Madame Bovary”), “La imagen errante”, “Dr. Mabuse”, “Los nibelungos”.

El cine era alcanzado por el expresionismo, una corriente artística surgida a comienzos de siglo como reacción contra el realismo y el objetivismo impresionista, que al optimismo burgués derivado de los avances de la Revolución Industrial oponía lo espiritual y lo interior, las posibles formas que se esconden tras la realidad aparente. Esta tendencia dio lugar a movimientos vanguardistas (dadaísmo, surrealismo, futurismo) y, en la cinematografía, a historias de horror y misterio, con planos sinuosos y oníricos decorados.

Esa mujer
Algunos rasgos expresionistas (una persecución con la luz de una linterna como foco de angustia, ciertos exteriores) asoman en “Metrópolis”, escrita por el propio Lang y su mujer, Thea Von Harbou, alucinante recreación de una ciudad futurista, habitada por esclavos que trabajan en fábricas subterráneas y por ricos que disfrutan su ocio a la luz del día, hasta que una joven prisionera (María, interpretada por Brigitte Helm), predicando la reconciliación, altera al amo todopoderoso y provoca desórdenes.

El criticado final imagina un pacto social entre el capitalista y los trabajadores, mensaje que, según algunos, fue puesto para animar a los espectadores alemanes de la época —que venían de sufrir una grave crisis económica— y, según otros, no era más que un indicio de la ideología de Von Harbou, que más tarde la llevó a aproximarse al nacionalsocialismo (y a tomar distancia de Lang).

A las connotaciones políticas, la obra suma referencias religiosas (María sostiene: “Entre la mente que planea y las manos que construyen debe haber un mediador, y éste debe ser el corazón”).

Pero lo más sustancial sigue siendo la fuerza con la que expone el poder manipulador de la ciencia, su carácter profético (en pocos años llegaría el nazismo), y, sobre todo, su calidad formal, que abarca un diseño minucioso, despliegues coreográficos, originales efectos especiales y riqueza de composición, alternando situaciones simultáneas, con armónicos movimientos y cruces de personajes.

Una de las admirables experiencias puestas en juego fue el procedimiento creado por el fotógrafo alemán Eugen Schüfflan, combinando en pantalla —mediante un vidrio con zonas espejadas, instalado a 45º en la línea de la toma de la cámara— porciones tomadas a escala real con otras en miniatura. La costosa filmación (que duró dieciséis meses e incluyó cerca de 40.000 extras) casi condujo a la bancarrota a los estudios alemanes UFA.

Mientras Lang —después de filmar “M, el vampiro” y “El testamento del Dr. Mabuse”, y de ser invitado por el ministro de propaganda de Hitler para supervisar las producciones cinematográficas del régimen— abandonaba el país y comenzaba a trabajar en Hollywood, la película era cambiada y retocada una y otra vez.

Las versiones
Seguramente "Metrópolis" pudo verse tal y como fue concebida únicamente en Alemania entre enero y mayo de 1927; en Estados Unidos se estrenó en abril de ese año con cincuenta minutos menos de los 170 originales, y en los años siguientes su duración se redujo aún más, y fueron modificados los nombres de algunos personajes y las relaciones entre ellos. La versión más cercana a la original parece haber sido la reconstruida por el historiador Enno Patalas, con 147 minutos de duración.

En 1984 el músico y productor Giorgio Moroder remozó y relanzó el filme, virado a distintos colores y con una banda sonora con temas compuestos por Pete Bellote e interpretados por Pat Benatar, Bonnie Tyler, Jon Anderson, Cycle V, Loverboy, Billy Squier, Adam Ant y el propio Moroder, con el agregado de “Love Kills”, escrito y cantado por Freddie Mercury. Incluyó, también, ruidos de máquinas, cantos de pájaros y otros efectos sonoros.

Moroder fue criticado por esta versión, pero pocos saben que el trabajo de restauración abarcó técnicas como la encontrada en una copia de 8 milímetros, con los rótulos de diálogo impresos sobre las imágenes durante el desarrollo de las escenas (y no sobre el típico fondo negro para el que se necesita una pausa), y que fue coloreada intentando reproducir los tonos originales (azul oscuro para la noche, rosa suave para el amanecer y el crepúsculo, amarillo para indicar luz eléctrica, rojo en las escenas vehementes). Esta renovada “Metrópolis” fue presentada en Cannes en 1984, y se estrenó en Argentina el 4 de abril de ese año, apta para mayores de 13 años.

Posteriormente, hubo homenajes musicales al clásico de Lang: un tema de Queen cuyo video clip utilizó escenas de la película y un disco de música electrónica de Jeff Mills. La película también fue, probablemente, fuente de inspiración de filmes como “Blade Runner” (Ridley Scott), “Brazil” (Terry Gilliam) o “El quinto elemento” (Luc Besson).

La reaparición pública de la figura emblemática de “Metrópolis” tal vez lleve a rastrear la película en el video o a valorarla al descubrirla en televisión. De esa manera, las imágenes de María envuelta en vivificantes círculos luminosos, o de aviones cruzando sombríos rascacielos, suscitarán nuevos estremecimientos, la misma fascinación.


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