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 domingo, 28 de enero de 2007  
Incontinencia urinaria: un problema tabú

La incontinencia urinaria, definida como la pérdida involuntaria de orina que ocasiona un problema higiénico, psicológico y social para la persona que lo padece cuenta en la actualidad con varios tratamientos, dependiendo del tipo de incontinencia que tenga la paciente y de la intensidad de la misma.

Debido a que la incontinencia de orina de esfuerzo (IOE), generalmente producida después de los partos vaginales, es la mas común de todas se decidió ampliar la terapéutica de la misma. Los tratamientos posibles son:

Higiénico-dietético: incluye medidas como bajar de peso, el control de la ingesta de agua, tratamiento del estreñimiento y de las alteraciones posturales, ya que está comprobado que mejorar todos estos factores favorece la prevención de la misma.

Los ejercicios del piso pélvico son otra gran ayuda: constan de un programa de fortalecimiento de los músculo responsables de la continencia, y se trabaja para lograr la habilidad de la paciente para realizar una contracción eficiente de la musculatura deseada.

Los denominados ejercicios de Kegel orientan a la mujer a reconocer su propia musculatura perineal y controlarla.

También existe la electroestimulación perineal que es una forma de ejercicio forzado del periné como consecuencia de estímulos eléctricos aplicados por medio de electrodos.

No hay ningún medicamento aprobado para el tratamiento de la incontinencia urinaria, hasta ahora los únicos que se utilizan incluyen estrógenos, agoniotas alfa adrenérgicos y antidepresivos tricíclitos.




Tratamiento quirúrgico
La propuesta de una cirugía siempre depende de la edad, del grado de disconfort que la incontinencia provoca y los resultados esperados.

Sling (cincha o hamaca): en la mayoría de los casos se resuelve aplicando las denominadas cirugías mínimamente invasivas que consisten en la colocación, a través de la vagina, de una cincha o malla debajo de la uretra. Esta cincha o malla brinda sostén o soporte a la uretra permitiendo que los mecanismos esfinterianos sean eficientes frente a los aumentos de la presión en la vejiga. Este método permite una rápida recuperación, corta internación, pudiéndose realizar con anestesia local o general.

Las nuevas técnicas quirúrgicas, ahora mínimamente invasivas e innovadoras, implica poco riesgos, un porcentaje de éxito importante y un post operatorio breve.


Algunos consejos
La incontinencia urinaria no es algo normal, que tiene que suceder sí o sí a las mujeres especialmente a partir de cierta edad. Es un problema importante que hoy en día tiene solución.

Se trata de un padecimiento que se sufre en secreto y con resignación. No es aconsejable que esas pequeñas fugas de orina se hagan mayores porque nunca mejorarán por si solas, consultar es el primer paso.

Está comprobado que la cantidad de personas incontinentes que no buscan ningún auxilio médico sigue siendo muy elevada, en mayor grado porque piensan que “es una parte natural del envejecimiento”.

La incontinencia urinaria no es igual a prolapso.


¿Qué es el prolapso?
El prolapso vesical (denominado científicamente cistocele) es un trastorno que se origina cuando las paredes debilitadas de la vagina permiten la salida de la vejiga través del canal vaginal. El prolapso de la vejiga puede interrumpir el flujo de orina y producir una infección en el sistema urinario.

Como la fuerza de gravedad empuja a la vejiga hacia abajo, una vejiga prolapsada es más pronunciada cuando la mujer está de pie. Este trastorno a veces produce una sensación de presión perineal.

Los síntomas más comunes de prolapso son: presión pélvica, sensación de peso en los genitales, dificultad para orinar y/o defecar, dolor lumbar, bulto perineal , incontinencia urinaria.

Otro síntoma asociado son las molestias en las relaciones sexuales. El tratamiento de esta patología es quirúrgico para dar sostén a los órganos perineales y volver la vejiga a su posición anatómica normal.



Malén Pijoan Molinas

Uróloga - Sanatorio Parque




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