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domingo,
17 de
diciembre de
2006 |
Fertilidad: La búsqueda del primer hijo
Sandra Cicaré / La Capital
Un deseo. Así puede resumirse la historia de más de ocho años de desaliento y angustia que vivieron María y Fernando -dos profesionales de 38 y 41 años- en la búsqueda de su primer hijo.
Atravesada por sus roles de hija, mujer y profesional full time que no quería abandonar, y con figuras masculinas muy fuertes como el padre, el jefe e incluso el esposo, María no encontraba un lugar en "dónde poner un hijo", y así lo expresaba su cuerpo que a través de una inhibición neuro hormonal le restaba potencia fecundante a sus encuentros sexuales.
La inhibición como mecanismo perturbador de la concepción fue el hallazgo de una investigación encarada por el Centro de Investigación de la Concepción y el Embarazo (Cicoe) sobre una muestra representativa de parejas carentes de problemas orgánicos, con dificultades para lograr un embarazo y carentes de problemas orgánicos.
El equipo, integrado por el psicólogo Diógenes Taboada, el obstetra Hugo Páez y el ginecólogo Miguel Marú - quienes trabajan en forma interdisciplinaria con andrólogos, genetistas, endocrinólogos y los especialistas que demande la problemática de cada pareja- decidió incluir en el protocolo de investigación, además del estudio minucioso de los factores orgánicos, la escucha analítica para considerar los aspectos emocionales y subjetivos de la pareja.
Después de seis meses de trabajo, María y Fernando lograron desentrañar el nudo del desencuentro: un deseo que cada uno expresaba en direcciones opuestas y que no estaba vinculado con lo orgánico. El trabajo interdisciplinario le permitió a la pareja destrabar la inhibición, fundamentalmente a María, que encaró un camino de elección -optó por su maternidad- y dejó en un segundo plano la suma de exigencias que la ponían en un papel de mujer "todo terreno".
Hoy, la sonrisa de su hija, el redescubrimiento de la relación con su esposo y una nueva cotidianeidad le recuerdan que la espera no fue en vano.
Esta pareja (cuyos nombres no son reales para preservar el secreto profesional) fue uno de los casos atendidos en Cicoe, un grupo de trabajo que viene desarrollando desde hace cinco años el abordaje interdisciplinario de la problemática de la infertilidad.
Origen del fenómeno
Según el resultado del trabajo de los profesionales, la inhibición opera como una perturbación que se manifiesta en el cuerpo de uno o de ambos miembros de la pareja, a través de la desactivación o caída de potencia de la función reproductora o reflejo del desorden de las vías neuroendócrinas que intervienen en el proceso.
El estudio llevó también a conocer la causa de la inhibición que se repetía en las parejas estudiadas. "A través de la escucha clínica pudimos comprobar que la inhibición indicaba la presencia del deseo del hijo", explicó Taboada, y por lo tanto, "cuando está afectada o alterada la función de apropiarse del deseo, éste desaparece o huye", especificó.
En ese sentido, Taboada señaló que "cuando huye el deseo ya está operando la inhibición en el cuerpo a modo de defensa y como consecuencia de ello, el acto sexual queda privado de su potencia fecundante". De este modo, "se confirma la existencia del nexo casual entre el deseo y la inhibición orgánica", explican Páez y Taboada.
En medicina reproductiva esta problemática que es medicamente inexplicable se denomina esterilidad sin causa aparente (Esca), y según investigaciones realizadas por la especialista Silvia Tubert en su libro "Mujeres sin sombra, maternidad y tecnología", "representa nada menos que un tercio de la totalidad de los casos de infertilidad".
Según Páez, "el trabajo de investigación con parejas diagnosticadas con esterilidad sin causa aparente sirvió para extender el saber sobre la explicación de ciertos fracasos en procedimientos de baja complejidad, como la estimulación de la ovulación o la inseminación artificial, y otros de alta complejidad como la fertilización in vitro o la inyección intracitoplasmática (Icsi)".
"A partir del trabajo interdisciplinario María pudo reconocer su impedimento en torno al deseo de su hijo, causante de la inhibición neuro hormonal que restaba potencia fecundante a sus encuentros sexuales", dijo Taboada y al "poder hablar y ser escuchada pudo desplegar su deseo de tener un hijo con Fernando, dejar atrás su lugar de hija, y elegir sin conflicto", concluyó.
- ¿Hay parejas que no pueden superar la barrera teniendo en cuenta que la terapia siempre demanda más tiempo, y aquí se buscan soluciones inmediatas?
- Taboada: Sí. Existen estructuras clínicas características de algunas mujeres, como la histeria, donde hay rechazo hacia su propio deseo. Cuando nos encontramos con una pareja ubicada en ese plano, se requiere un trabajo más extendido y sin ninguna garantía. Pero generalmente, no se trata de eso. En la mayoría de los casos, en todas las estructuras clínicas la inhibición está siempre jugando pero como está oculta a cualquier observación clínica, no es medible ni aparece en ninguna ecografía. Cuando el desorden neuro hormonal es muy acentuado, nos encontramos con indicadores detectables en los análisis clínicos.
- ¿Entonces, en los análisis clínicos pudieron comprobar las consecuencias de esta inhibición?
- Taboada: Vimos casos de hombres en los cuales luego de un tiempo, el resultado del espermograma cambió totalmente. Al inicio del tratamiento ese hombre no podía hacerse cargo de una potencial paternidad, había una inhibición y se manifestaba con una alteración de la movilidad espermática.
Los responsables del Centro de Investigación de la Concepción y el Embarazo (Cicoe) ofrecerán el miércoles próximo, a las 20, una charla informativa gratuita sobre el tema, en el salón de conferencias del hotel Ariston, Córdoba 2554.
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Fotos
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El obstetra Hugo Páez, el ginecólogo Miguel Marú y el psicólogo Diógenes Taboada.
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