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 domingo, 17 de diciembre de 2006  
Esquiú y Ceferino están más cerca de los altares
Reconocieron las virtudes heroicas del franciscano y una comisión avaló un milagro del indiecito

El Papa Benedicto XVI firmó ayer el decreto que reconoce "las virtudes heroicas" de fray Mamerto Esquiú, quien de comprobarse un milagro por su intercesión puede ser declarado beato en 2007, primer paso a la santidad, informaron fuentes vaticanas. "Se ha dado un paso muy importante en el progreso de beatificación", confirmó el vicepostulador de la causa, fray Jorge Martínez.

El religioso franciscano destacó que, de aprobarse el milagro en estudio, el orador de la Constitución puede convertirse en beato en 2007, al igual que el cacique mapuche Ceferino Namuncurá cuya causa está en la misma instancia.

El decreto que rubricó el Papa reconoce la heroicidad de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y cardinales (prudencia, justicia, templanza y fortaleza), y hace que Esquiú pase a tener el tratamiento de venerable.

A Esquiú se le atribuye interceder en la cura de una persona, cuyo nombre permanece en reserva, con un diagnóstico de trombosis de retina que le produjo ceguera irreversible.

El milagro de la recuperación la visión se dio en 1997, en la localidad de San Antonio, departamento Esquiú, provincia de Catamarca.

Mamerto de la Ascensión Esquiú nació el 11 de mayo de 1826 y, tras ingresar al noviciado del convento franciscano de Catamarca, celebró su primera misa el 15 de mayo de 1849.

Al predicar en 1853 el famoso sermón de la Constitución, donde pidió concordia y unión para los argentinos, su fama alcanzó trascendencia nacional, que le propusieron un sinnúmero de cargos públicos.

Sin embargo, Esquiú prefirió la vida austera y se recluyó en un convento de la localidad boliviana de Tarija.

En 1872 renunció a la designación como arzobispo de Buenos Aires y en 1879 intentó hacer lo mismo con el nombramiento como obispo de Córdoba, pero el entonces nuncio apostólico le recordó que era voluntad del pontífice, por lo que aceptó diciendo: "Si el Papa lo quiere, Dios lo quiere".

Esquiú murió el 10 de enero de 1883 en la localidad catamarqueña de El Suncho.

Mientras que sus restos mortales descansan en la catedral de Córdoba, el corazón incorrupto del religioso permanece en el convento franciscano de Catamarca.


El milagro de Ceferino
También Ceferino Namuncurá ya está muy cerca del altar. La consulta de cinco médicos de la "fábrica de los santos" aprobó por unanimidad que la curación de una mujer cordobesa con un cáncer de útero es inexplicable para la ciencia. Este es el paso decisivo para la beatificación del joven mapuche que murió en Roma a los 19 años, el 11 de noviembre de 1905.

El milagro de la curación que se le atribuye a Ceferino se produjo en el 2000, año del Jubileo y comienzo del tercer milenio cristiano. La familia de una joven con cáncer de útero pidió intensamente la intercesión de Ceferino ante Dios para salvarle la vida. Y la mujer se curó.

Una fuente en la Congregación de los Santos, dijo anteayer que la beatificación de Ceferino podría tener lugar entre abril y junio del año próximo.

Ceferino, que nació en Chimpay, Río Negro, el 26 de agosto de 1886, fue enviado a los 11 años por su padre, el cacique Namuncurá, a que estudiara en Buenos Aires con los salesianos. En la escuela primaria fue compañero de Carlos Gardel: cantaban juntos en el coro. En 1903 entró como aspirante a salesiano en el colegio San Francisco de Viedma. Pero su salud ya estaba minada por la tuberculosis. Acompañado por monseñor Juan Cagliero, el "lirio de la Patagonia", en 1904 viajó a Roma, donde los salesianos esperaban curarlo.

Lo recibió el Papa San Pío X, a quien dirigió un discurso en italiano. Estudio unos meses en Turín y Roma.
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Los salesianos llevaron a Ceferino a Roma, y lo recibió el Papa Pío X.


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