|
sábado,
16 de
diciembre de
2006 |
Adiós a la ley federal. Aprobaron la norma que deja atrás la reforma de los 90
La nueva ley de educación llegará a Santa Fe en 2008
El director de la Región VI de Educación provincial dice que el 2007 será un año de "adecuación"
Tienen entre 16 y 18 años y en común haber transcurrido su escolaridad bajo el mandato de la ley federal, la norma que el jueves pasado fue derogada y reemplazada por la nueva ley de educación nacional que empezará a regir desde el 2007. Convocados por La Capital, el grupo de jóvenes repasa los pro y los contra de la reforma educativa de los 90. A nivel oficial, afirman que en Santa Fe los cambios comenzarán en el 2008.
Seguramente cuando a mediados de los 90 Violeta, Esteban, Claudia, Natalia, Nahuel y Leandro ingresaron al nivel inicial, su padres ya hacían enormes esfuerzos por entender de qué se trataba toda esta nueva terminología que invadía el sistema educativo. La EGB, el polimodal y los años en lugar de grados eran los nombres que había que memorizar.
El esfuerzo no era menor para los docentes, que debieron aggionarse a las nuevas demandas y también capacitarse para desentrañar nuevas siglas, como PEI, PCI, PIE, CBC, que simulaban aires de cambios a las escuelas sumidas en la pobreza. Para ese entonces ya no daba lo mismo hablar de “malla curricular” que simplemente de “temas para enseñar”.
Pero la complejidad de la terminología se trasladaría a la estructura del sistema educativo y recién con el paso de los años se comprobaría lo que muchos gremios docentes y especialistas advirtieron desde el inicio: la fragmentación y profundización del acceso y permanencia en la escuela. Porque a pesar de que la ley federal de educación (sancionada el 14 de abril de 1993 y comenzada a aplicar un año después) extendió la obligatoriedad de los años de estudios de 7 a 10, el derecho a aprender es aún una deuda con miles de niños y jóvenes en la Argentina.
No es casual entonces que las coincidencias de los jóvenes que transcurrieron sus años de aprendizajes durante la llamada reforma educativa pasen por decir que faltó presupuesto para sostener la escuela pública, que no hay continuidad en los actos de gestión en materia educativa y que no existe unidad de criterio a la hora de fijar qué se enseña y se aprende en las escuelas. Al tiempo que se inclinan por rescatar los valores que les enseñaron sus docentes.
La nueva ley de educación aprobada en la Cámara de Diputados por mayoría llega con la promesa de unificar el sistema, dividiendo los tiempos de estudio obligatorios en escuela primaria y secundaria y extendiendo la obligatoriedad de 10 a 13 años, entre otras metas.
Pero ¿qué pasará en Santa Fe? ¿En qué cambiará la escuela en el 2007? La ley aprobada el jueves pasado rige para todo el territorio nacional; sin embargo, cada provincia deberá desde el año próximo diseñar sus tiempos de implementación. En este sentido, el director de la Región VI de Educación, Humberto Cancela, anticipa que “el 2007 será un año de adecuación” a la norma nacional (ver página 3).
Esteban Perren, 18 años, comenzará el año que viene la licenciatura en ciencias de la computación en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Este ciclo terminó su polimodal en la Escuela Gurruchaga. “Nuestra escuela es un claro ejemplo de lo que fue la ley federal de educación”, dice, y enseguida empieza a enumerar los argumentos: “Es una escuela técnica y por tanto perdió un año (de seis que tenía pasó a tener 5); falta equipamiento, presupuesto y, por si fuera poco, los techos se caen”.
Pero para el joven hay problemas que trascienden a la institución donde cursó su secundario: “Los salarios docentes son muy bajos, falta capacitación y no hay relación entre el título que se promete con el que egresamos”. Esteban cree que la nueva ley no es muy diferente, sencillamente porque entiende que faltó participación en su diseño y está atada a un presupuesto que depende de cómo se mueva la economía del país.
Violeta García Muro, de 17 años, es de la misma escuela que Esteban. También elige hablar de las materias del polimodal y para graficar lo vivido en su paso por estos años cuenta que en todo este ciclo lectivo no tuvo clases de música, a pesar de que la modalidad que eligió fue la de comunicación, arte y diseño. El profesor nos enseñó gratis música durante dos años, hasta que se cansó”, dice la joven, ahora decidida a estudiar letras en la UNR. El ejemplo de Violeta es paradigmático de los 90, cuando se prometieron materias pero no se garantizaron ni los cargos ni la capacitación adecuadas.
Al comentario de Violeta se suma el de Leandro Capriotti, de 18 años, y que este año culminó su polimodal en la Escuela Técnica Gomara de Villa Gobernador Gálvez. A diferencia de lo que otros jóvenes dirán, Leandro afirma que desde su escuela termina “bien preparado”, sin embargo advierte que “las exigencias son desparejas en otras realidades”.
Según señala, un problema grave es el de los llamados “profesores taxis”. Es decir, aquellos que para poder alcanzar un salario digno deben moverse de una escuela a otra. La nueva ley de educación promete concentración horaria y cambiar esta realidad. Pero para el joven, que quiere ser arquitecto, el problema mayor de estos años fue “la falta de continuidad” que tuvieron las distintas gestiones. Y por eso pone en duda si hacía falta una nueva ley, en lugar de “acomodar la que ya estaba” para garantizar los cambios.
El dato que aporta la percepción de Leandro no es menor. En el libro “Gobernar la educación”, de Axel Rivas, se indica que entre 1993 y el 2002 hubo132 ministros de Educación en todo el país. También que la duración promedio en el cargo de cada ministro fue de dos años y dos meses, es decir un ritmo de dos ministros por cada gobernador.
De más está decir que cada uno llegó con su “librito” de lo que entendía era la escuela y el sistema educativo. No es extraño entonces que casi al final de la charla los chicos apunten un mismo pedido: “Que la nueva ley se respete y vaya más allá de los ministros de turno”.
Claudia Di Giannantonio y Natalia Eyherabide, las dos de 16 años, son las únicas del grupo de estudiantes invitados por La Capital que deberán transitar un año más por el polimodal. Una y otra coinciden en que hay materias de las que les hubiera gustado tener más horas, pero su preocupación mayor pasa por advertir que “no en todos los colegios se enseña y se aprende lo mismo”, una cuestión que no es menor si se conoce que una de las mayores críticas realizadas a la ley federal fue las diferencias de planes de estudios que conviven en una misma jurisdicción, y en consecuencia al interior de las aulas.
Para los alumnas del Colegio Brigadier Estanislao López, estas diferencias luego se ven en el ingreso a la universidad, donde “cada uno llega con distintos conocimientos”. La nueva ley, en otro de sus artículos, habla de unificar contenidos de enseñanza y diseñar planes comunes a toda las escuelas del país.
Nahuel Amadey tiene 17 años, también es de la Escuela Gomara, y en sus planes está seguir el profesorado de historia en el 2007. Asegura que los profesores de su escuela fueron excelentes, sin embargo hubiera deseado tener más horas de historia. “La materia sólo la vimos en el primer año del polimodal”, añade.
En su opinión, la llamada reforma educativa tuvo sus pro y sus contra: “Antes había dos o tres opciones para elegir, ahora hay más ramas para seguir en el secundario, para mí eso está bien”, dice Nahuel. La nueva ley contempla un secundario obligatorio dividido en un ciclo básico y común y otro superior, con diferentes orientaciones al conocimiento.
Nahuel indica como aspecto negativo de la ley federal la poca profundidad en el dictado de las materias. “Mis padres me cuentan que antes se aprendía más".
Los chicos aseguran que les hubiera gustado participar de los debates por la nueva ley, aunque advierten que éstos fueron relativos. De hecho en la provincia hubo dos jornadas oficiales: el 5 de julio y el 6 de noviembre. Y si bien se aseguró que los secundarios serían invitados a dar su opinión, nunca se los convocó. “No participamos del debate y si en la escuela hablamos del tema fue porque nosotras le preguntamos a los profesores”, recuerdan Natalia y Claudia. Pero Esteban cree que los estudiantes deberían participar más en la escuela, para eso propone plenarias entre alumnos y docentes.
A la hora de decir cómo egresan del polimodal, algunos afirman que "vacíos", en referencia a los contenidos. Sin embargo, no dudan en rescatar la formación en valores y las relaciones humanas que les dio la escuela. Violeta lo sintetiza con un ejemplo, por cierto también paradigmático de los años vividos durante la reforma educativa: “Quizás no aprendimos todo lo que debimos, pero valoro el esfuerzo de muchos profesores, de estar siempre ahí, haciendo lo mejor posible, a pesar de no tener lo necesario para enseñar”.
Marcela Isaías
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
Esteban, Violeta, Nahuel, Claudia, Leandro y Natalia defienden los valores enseñados por sus profesores.
|
|
|