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 miércoles, 13 de diciembre de 2006  
Pinochet fue despedido con polémicos discursos que reivindicaron su régimen
Su funeral se convirtió en un virtual acto político. Se elogió el golpe del 73 y el gobierno fue abucheado

Santiago. - El fallecido ex dictador Augusto Pinochet fue despedido ayer por el ejército, su familia y miles de partidarios que convirtieron la ceremonia en un virtual acto político, en el cual se elogió el golpe militar de 1973 y se abucheó duramente a la ministra de Defensa Vivianne Blanlot, única representante de la presidenta Michelle Bachelet en las exequias. El gobierno había dispuesto que los funerales se realizaran sin honores de Estado, dado la figura controversial de Pinochet y su calidad de procesado por violaciones a los derechos humanos y casos de corrupción.

El funeral del ex dictador, quien murió de una falla cardíaca el domingo a los 91 años, se realizó al mediodía en la Escuela Militar de Santiago, y luego sus restos fueron trasladados en helicóptero a la localidad costera de Concón para ser incinerados. Las cenizas se depositarán en la casa de descanso del militar en Los Boldos, a 140 kilómetros al suroeste de la capital, también en la costa central de Chile. El lugar de la cremación fue mantenido en secreto hasta último minuto, por temor a manifestaciones en contra.

Durante los discursos de despedida, un nieto de Pinochet, actualmente oficial del ejército, desató toda una polémica por pronunciarse en un tono claramente político. "Ha sido un hombre que derrotó en plena Guerra Fría al modelo marxista, que pretendía imponer su modelo totalitario, y no lo hizo mediante el voto, sino derechamente por el medio armado", dijo sobre su abuelo el capitán Augusto Pinochet Molina.

La ministra Blanlot aseguró que espera que el ejército tome medidas contra la actitud del joven oficial. "Como ministra de Defensa tengo que decir que no es aceptable que un oficial en servicio activo pronuncie un discurso público con ribetes políticos", declaró.

La funcionaria también señaló que estaba preparada para recibir los insultos que le lanzaron los partidarios de Pinochet. "Eso no me representa. Yo siento más bien que estoy sintonizada con el 90 por ciento de los chilenos que ven el fenómeno político de otra manera", comentó.

La mayor de las hijas del ex dictador, Lucía Pinochet, reivindicó el golpe del 73 y el derrocamiento del presidente Salvador Allende. "Sé que para usted sería el mejor regalo ver a su pueblo reunido, vitoreándolo, gritando su nombre y manteniendo viva la llama de la libertad que un día de septiembre de 1973 sembró en nuestro país para siempre", aseveró ante el ataúd de su padre.


Agresiones a la prensa
Para rematar, la hija del ex gobernante lanzó sus dardos contra los periodistas. "Hoy la prensa internacional no comprenderá cómo ciento de miles de compatriotas son capaces de demostrar su agradecimiento y afecto por quien la prensa ha calificado en los peores términos y epítetos que alguien pueda proferir a un ser humano", disparó. Las palabras de Lucía Pinochet, procesada por su vinculación a cuentas secretas de su padre, fueron acompañadas por abucheos de los asistentes a la ceremonia en contra de la prensa.

Tanto medios nacionales como extranjeros fueron insultados por algunos de los miles de partidarios de Pinochet, que llegaron hasta la Escuela Militar. Una corresponsal de la cadena española TVE fue agredida el lunes mientras se transmitía en directo el velatorio del ex dictador.

Por su parte, el jefe del ejército chileno, Oscar Izurieta, también levantó polémica al asegurar que Pinochet derrocó al presidente socialista Salvador Allende "en el convencimiento de que no había otra salida posible a la crisis". En tanto, en la misa fúnebre, el obispo castrense, Juan Barros, pidió perdón por los errores que pudo haber cometido el ex dictador, y recordó que en 1987 recibió a Juan Pablo II.

El discurso de una de las nietas de Pinochet también buscó un ligero tono conciliador. María José Martínez Pinochet dijo que esperaba que la muerte de su abuelo pusiera paños fríos en el país, donde su figura siempre causó polémica y divisiones. "Confiamos que con tu partida y nuestro dolor se calmen las pasiones. Pero ten certeza que, cualquiera sea la circunstancia, llevar tu apellido siempre será nuestro mayor orgullo", aseguró.

Unos 5.000 seguidores de Pinochet se agolparon para la ceremonia en un patio de la Escuela Militar, donde estuvo la capilla ardiente por la que desfilaron hasta 60.000 personas, que dieron su último adiós al ex gobernante durante todo el lunes. Los manifestantes lanzaban constantes vivas a Pinochet, mientras aplaudían ruidosamente a la viuda Lucía Hiriart. Los asistentes debieron soportar un sol inclemente y altas temperaturas durante al menos cuatro horas.
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El ejército a pleno despidió a Pinochet.

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