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 miércoles, 13 de diciembre de 2006  
Miles de chilenos recordaron a Allende

Santiago.- Miles de detractores de Pinochet se reunieron ayer a los pies de la estatua del derrocado presidente Salvador Allende para reclamar justicia por las víctimas del régimen militar, mientras el ex dictador era despedido en una ceremonia castrense. La manifestación culminó en forma pacífica y no hubo mayores incidentes. Sin embargo, al disolverse, algunos grupos quisieron marchar por las calles aledañas y se registraron disturbios menores, con un saldo de 20 detenidos.

Entre los asistentes sobresalían las cabezas blancas de ancianos familiares de detenidos-desaparecidos durante la dictadura de 16 años y medio, en la que murieron 3.197 opositores. También estuvo presente una de las hijas de Allende, Carmen Paz, quien declaró que "la muerte de Pinochet es una etapa, pero tenemos que seguir con la justicia porque todavía hay gente que tiene mucho dolor".

El acto, al que asistieron entre 3.000 y 4.000 personas, fue convocado por el Partido Comunista y por la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (AFDD), y se desarrolló a metros de la entrada principal del palacio de gobierno de La Moneda, donde Allende prefirió suicidarse el 11 de septiembre de 1973 para evitar ser apresado por las fuerzas golpistas dirigidas por Pinochet.

En medio de la celebración, un grupo de jóvenes colocó una caja negra para simular un ataúd, con una fotografía de Pinochet, mientras entre aplausos gritaban "el tirano murió, Allende vive". Luego de dejar claveles rojos a los pies de la estatua de Allende, los manifestantes se desplazaron unos metros hasta un improvisado y pequeño escenario, donde escucharon un par de discursos y cantaron "adiós carnaval, adiós general", el estribillo de un famoso tema del conjunto folclórico chileno Sol y Lluvia, una de las canciones de protesta durante la dictadura.

"Siento pena porque Pinochet se fue sin ser juzgado, y también alegría por estar aquí junto a otros que sufrieron como yo", dijo Ernestina Alvarado, de 81 años, que en abril de 1977 perdió a su hija Nalvia Mena, a su yerno Luis Recabarren, y al hermano de su yerno, Manuel.

La plazoleta donde se desarrolló el acto estaba plagada de banderas del Partido Comunista. "Este país no puede enterrar hoy día a su memoria histórica, este país tiene que recordar sin odio, sin rencor", dijo la sindicalista María Rozas. Por su parte, Viviana Díaz, dirigente de la AFDD, señaló que "ha muerto el dictador, pero Allende sigue viviendo en el corazón de muchos chilenos".
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Festejos con ataúdes incendiados.

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