La Capital
Archivo Buscador: Avanzada  
Restaurantes Profesionales
Año CXXXIX Nº 49304
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
El Mundo
Opinión
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Salud 22/11
Página Solidaria 22/11
Turismo 19/11
Mujer 19/11
Economía 19/11
Señales 19/11
Educación 18/11
Estilo 18/11
Chicos pero grandes 11/11
Autos 26/10

contacto
servicios
Institucional





 sábado, 25 de noviembre de 2006  
candi
Charlas en el Café del Bajo
-"Allí estaba mi amigo (judío) Jurek Kluger y allí había una librería. ¿Está todavía?", pregunta Juan Pablo II mientras una multitud de jóvenes polacos, tremendamente emocionados, sigue el relato de aquel hombre que ha regresado a su patria, a su Wadowice natal, vestido y revestido de Papa. "En aquél ángulo había una pastelería -sigue contándole Karol a los jóvenes polacos- y hacía unos estupendos pasteles a la crema.¡Cuántos nos hemos comido después de la selectividad!". Estas palabras son una reproducción del cable de noticias de la agencia Zenit a propósito de una de las visitas de Juan Pablo II a Polonia. Ha pasado mucho tiempo, pero su narración sigue conmoviendo. Dice el periodista que escribe la crónica: "Se ríe el Papa abandonándose a la nostalgia" y añade que Juan Pablo II se deja llevar por la nostalgia: "Cuántos recuerdos me vuelven a la mente. Todo comenzó aquí: la vida, la escuela, el teatro, el sacerdocio". Mientras tanto, los jóvenes polacos gritan enfervorizados: "¡Quédate con nosotros, vente aquí!". Y Juan Pablo II sonríe y les dice: "Mi casa era de un propietario judío. Muchos judíos de Wadowice -explica con una voz que se torna seria y triste- han sufrido peripecias durante la guerra y muchísimos acabaron en los campos de exterminio". Los jóvenes en la plaza se vuelven locos con sus recuerdos y le piden al Papa que les siga contando. Y el no se rehúsa, claro, al contrario: "Cuando estaba en el instituto -les dice aquel Papa, el Papa por antonomasia- recitábamos Sófocles. Halina (su entrañable amiga), hacía de Antígona y yo Emone". La multitud de jóvenes polacos le grita: "¡Eres grande!, sigue, sigue". Y sí, sigue y pregunta: "Pero ¿tenéis todavía el teatro y hacéis aún el gran baile después de la selectividad?".

-Si el historiador judío Flavio Josefo hubiera vivido en nuestros días, seguro que hubiera escrito en sus crónicas algo parecido a lo que escribió sobre Jesús: "Hubo en aquel tiempo un hombre, si es que se le puede llamar hombre, que..."

-Me acordé de este cable de noticias, de estas palabras de Juan Pablo II, luego de que dos amigas (que cada tanto aparecen en mi vida a modo de cometa, fugaces, pero luminosas) me recomendaran que alquilara y reflexionara la película "Karol: El hombre que se convirtió en Papa". Emocionante, para recomendarla. Todos aquellos que aspiren al amor como principio rector y fundamental, deben ver esta película. Deben verla aquellos que necesiten saber cómo del dolor de la muerte y la desesperación puede pasarse a la paz de la vida, deben verla aquellos que tengan la esperanza de que sólo por el amor y la justicia se podrá calmar tanta angustia provocada por la insensible naturaleza del mal. Y, por supuesto, deben verla aquellos que aspiran al ecumenismo sin que ello suponga la pérdida de la identidad religiosa. Se me ocurre decir, a ese respecto, que es imprescindible encontrarse en Dios y cualquier camino que lleve hacia El es el mejor.

-¿Cuál es la versión recomendada?

-La obra dirigida por Giácomo Battiato y producida por Pietro Valsecchi. Lamentablemente no hay muchas copias, yo alquilé una en Alternativa y me han dicho que el video Nube 4 también dispone del filme. La película es biográfica, pero narra exactamente, aunque no exhaustivamente, lo que vivieron los polacos y todos en la Europa ocupada, fundamentalmente judíos. Algunas escenas son conmovedoras, especialmente cuando los nazis matan a los judíos amigos de Halina y de Karol, y cuando ejecutan al cura amigo de ellos. Especialmente me emocionó el momento en que Wojtyla, siendo ya cardenal y estando en el Vaticano, escucha que alguien le llama: "¡Excelencia"! Era su amigo de la infancia, Kluger, el judío, a quien él creía muerto. En ese abrazo que se dan se pone de manifiesto ya la importancia que Juan Pablo II le daría siempre a la confluencia de judíos y cristianos, y religiosa en general. Supongo que allí, y mucho antes, se habían gestado en él esas palabras: "Nuestros hermanos mayores".

-Y encaja perfectamente, para despedirnos, esta frase de Juan Pablo II que puede incluso ser un prólogo para la charla de mañana: "Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no?".

Candi II

[email protected]




clima mas
Mín 25º - Máx 40º
lluvias.gif

la frase del día
"Nuestro único límite es la dictadura"
Alfredo Coto
Dirigente del lavagnismo
Ver noticia


tapa edición impresa

la foto del día ampliar foto
ampliar foto

humor mas humor
ampliar

horoscopo mas
Sagitario - 22/11 al 21/12
horoscopo


     Tráfico medido por Certifica.com
La Capital Red Comercial
Copyright 2006 | Todos los derechos reservados