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 miércoles, 01 de noviembre de 2006  
ANALISIS
Encuestadores sin vergüenza

Mauricio Maronna / La Capital

Además del gobernador Carlos Rovira y del Ejecutivo nacional, los grandes derrotados del domingo pasado en Misiones fueron los encuestadores, esos nuevos protagonistas de la política nacional que se creen gurúes a la hora de promocionar sus bondades pero que terminan convertidos en lectores de manos cuando la realidad se confronta con sus proyecciones.

El 99,9 por ciento de los sondeos que se conocieron en las horas previas a los comicios le otorgaba un rotundo triunfo al mandatario misionero aunque, en uno de los casos los porcentajes que se divulgaban a la opinión pública nada tenían que ver con los que acercaban a Balcarce 50. En este último punto no hay lugar a dudas: existió un claro intento de manipulación.

Si el fraude denunciado por la totalidad de los referentes y los medios de comunicación independientes se hubiera consumado, las encuestas de Hugo Haime, Roberto Backman (del Grupo CEO, vinculado a Clarín), Ricardo Rouvier y Artemio López habrían servido de colchón.

El desapego de la sociedad por la cosa pública y la falta de una reforma política que reglamente y limite la utilización de sondeos como instrumento del poder (o del que los paga) hizo que los encuestadores asomaran en el horizonte argentino como personajes portadores de verdades reveladas. El pueblo misionero también les dio un cachetazo, los puso en foco, los sacó de la oscuridad, desnudó sus verdades relativas, sus mentiras absurdas o (en el mejor de los casos) su ignorancia supina.

El caso más patético es el de López, denominado en el ambiente como Artemiópolis. El "experto en sociología electoral" seguía sosteniendo el domingo en horas de la mañana que Rovira vencería por 59,5 a 40,5. Traducido: intentaba convencer de que Joaquín Piña perdería por casi 20 puntos. No está de más recordar que el resultado final le dio al obispo emérito una diferencia del 13%. Artemio López tuvo en su trabajo un error superior al 30 por ciento. Una buena razón para que nadie vuelva a tomarlo en serio.

"Usted no me lo va a creer, pero en la última encuesta, del viernes por la noche, que no alcanzó a salir publicada, teníamos los valores muy cercanos a los que finalmente hubo", se justificó Rouvier, quien había cerrado su trabajo con 15 puntos de diferencia a favor de Viviana Rovira.

En algo tiene razón Rouvier: no se le cree nada.
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