Editorial

Para cambiarle la cara a la ciudad

Día tras día se suceden los anuncios que reflejan el paso

firme de la reactivación económica en Rosario. Los nueve megaproyectos que tiene en sus manos el Concejo Municipal son una contundente muestra de las posibilidades que se abren para la urbe, ejemplo de pujanza y crecimiento a nivel nacional.

Los pasos hacia adelante no cesan. Rosario, cada vez más lejos de la devastación socioeconómica en que cayó a fines del fatídico 2001, continúa posicionándose para asombro de muchos como uno de los polos más pujantes de la vasta geografía argentina. Anteayer esta columna se ocupaba de la iniciativa elevada por un edil de convertirla en "ciudad digital", con internet abierta para todos; la víspera, el objeto del análisis fue la decimocuarta edición del Festival de Poesía, convertido ya en un auténtico clásico que año tras año atrae a grandes creadores de la palabra y prestigia a la urbe en todo el globo, y hoy el tema son los nueve megaproyectos que aguardan la decisión final del Concejo para convertirse en nuevos mojones de un promisorio camino.

La nómina sorprende y crea justificadas expectativas, ya que incluye obras de envergadura en zonas hasta no hace mucho impensadas para semejantes posibilidades: el hotel cinco estrellas y las cinco torres de viviendas en cinco hectáreas sobre la avenida Caseros y Junín; las reconversiones en Pichincha, el tradicional barrio que busca plasmar la siempre difícil armonía entre lo antiguo y lo moderno; la restauración de la antigua maltería Safac, en Gorriti e Ingeniero Thedy; el complejo de torres y hotel en la ex yerbatera Martin, un predio cuyo destino arquitectónico final fue siempre sinónimo de conflicto; los parques industriales Uriburu Oeste y Ovidio Lagos; la Academia Internacional de Tenis, y la reconversión urbanística del sector donde se levantará el casino constituyen en conjunto un programa ambicioso y que virtualmente tornará desconocidos a algunos sitios que carecen, en el presente, tanto de funcionalidad urbana como de belleza estética.

La comisión de Planeamiento del Concejo Municipal tiene en sus manos la responsabilidad de aprobar o no estas iniciativas, caracterizadas por la inversión de riesgo por parte de capitales privados en el marco de la notoria expansión económica que registra la urbe. El Ejecutivo aguarda con expectativa el visto bueno final para continuar impulsando una transformación sobre cuyos auspiciosos resultados ya no tienen ninguna duda los rosarinos.