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 sábado, 14 de octubre de 2006  
Los republicanos de Bush, en aprietos por los escándalos
Influyente congresista del oficialismo se declaró ayer culpable ante un tribunal de haber recibido sobornos

Washington. - Un legislador republicano se declaró ayer culpable en un caso de corrupción en el Congreso relacionado con el lobbista Jack Abramoff, el primer congresista que confiesa un delito en el escándalo que ha afectado tanto al Capitolio como al gobierno nacional. Frente a la jueza Ellen S. Huvelle, el representante del oficialismo Bob Ney se declaró culpable de conspiración y de formular declaraciones falsas. Admitió haber recibido dinero, regalos y favores a cambio de acciones políticas a nombre de Abramoff y sus clientes. Ney no dimitió de manera inmediata, y poco minutos después, los líderes republicanos y de la oposición demócrata prometieron expulsarlo si no renuncia.

El escándalo tiene lugar a pocas semanas de las elecciones legislativas de noviembre, y en momentos que el Congreso también se ha visto afectado tras la revelación de que otro legislador republicano, Mark Foley, enviaba mensajes de contenido sexual a becarios de la Cámara de Representantes. Foley ya renunció.

Es probable que la situación refuerce la aseveración de la campaña demócrata de que los republicanos son corruptos y no merecen retener el control ni de ninguna de las dos cámaras del Congreso. "Nunca busqué que mi carrera en el servicio público terminara de esta manera, y estoy avergonzado", expresó Ney en una declaración escrita difundida minutos después de su comparecencia en el tribunal.

El legislador de 52 años enfrenta una pena máxima de 10 años en prisión. Huvelle dijo que los fiscales habían acordado recomendar 27 meses de cárcel, y expresó que las normativas federales sugerían una multa de entre 5.000 y 60.000 dólares. Ney era considerado una de las figuras clave de los republicanos del presidente George W. Bush en el Congreso. Era apodado "mayor of Capitol Hill" (alcalde del Congreso) porque como presidente de la comisión de administración controlaba entre otras cosas la entrega de contratos del Congreso. Es así como Ney administraba oficinas y estacionamientos. De esa forma podía hacer favores a representantes y senadores.

Varios funcionarios han manifestado que Ney enfrenta dificultades económicas y necesita su salario anual de 165.200 dólares y los beneficios que recibe como legislador.
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El legislador Bob Ney enfrenta una condena de hasta diez años.



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