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 sábado, 14 de octubre de 2006  
Fabrican juegos para los chicos del Vilela
Son alumnos de la Escuela Nº 96 Ameghino y colaboran para aliviar el tratamiento de niños enfermos

Micaela Pereyra

Una tarea solidaria es la que llevan adelante los chicos de 4º y 5º años de la EGB de la Escuela Nº 96 Florentino Ameghino. Durante este año dedicaron sus energías a crear libros, juegos y dibujos para los chicos de la sala de oncología del Hospital de Niños Víctor J. Vilela.

Desde principio de año trabajaron para diseñar los regalos que luego entregaron a los chicos del Hospital Municipal para el Día del Niño. Pero lejos de concluir, la actividad se incrementó y toda la escuela siguió colaborando permanentemente y también preparando más entretenimientos y dibujos que fueron entregados el pasado miércoles con motivo de la Fiesta del Juego y la Convivencia que se realizó en el Hospital.

“La sala de oncología es la sala de cáncer y mientras esperan que el médico los atienda, los chicos pintan, dibujan, juegan”, explica Giulia. Cuenta que lo más pedido por los chicos que asisten a los tratamientos oncológicos son los dibujos para colorear, “así que ahora llevamos más de 300 dibujos sin pintar que calcamos y otros los inventamos”. Sofía agrega: “También estamos juntando lápices de colores y ceritas para llevarles”.

Los chicos no están internados pero concurren asiduamente al hospital porque los tratamientos son extensos e intensivos. “Tienen una salita especialmente para que se entretengan porque están un tiempo largo esperando que los atiendan, van muchas veces por semana y pasa mucho tiempo hasta que se pueden recuperar”, describe Maxi.

Adriana Vaiana es la docente de lengua y ciencias sociales que junto con Liliana González Suárez, de tecnología, se contactaron con Marta, una de las colaboradoras del Vilela que junto con otras personas organizan la merienda de los chicos y consiguen nuevas manos solidarias para hacer que la estadía en el hospital sea lo mejor posible.

Los alumnos aprovecharon la instancia de aprendizaje para estrechar vínculos con otros chicos que pasan por una situación difícil, igual pudieron disfrutar y valorar de las producciones entregadas.

Crear cuentos propios, ilustrarlos y armarlos es una experiencia usual en 4º y 5º años. Pero en esta ocasión cruzó las puertas del aula para compartir la lectura y la imaginación. “A mí lo que más me gustó de todo fue cuando una chica de 4º les leyó el cuento que ella escribió a un nene que tenía problemas para respirar, fue emocionante”, relata Matías al referirse a una visita a otra sala donde se encuentran internados los más pequeños.

“Los cuentos los hicimos nosotros, con muchos colores y tapas duras, también nos leíamos los cuentos entre nosotros porque eran muy divertidos algunos y después se los dejamos”, agrega Julia.

Otra alumna cuenta que fue en tecnología y en las horas de taller que dictan en la Escuela Taller Nº 35 donde fabricaron la mayoría de los juegos. “Hicimos con madera muchos juguetes: trompos, baleros, autitos y damas”. En tecnología trabajan con cartón, engrudo, papeles y materiales descartables que fueron utilizados para crear juegos de memotest, ta-te-ti, rompecabezas, libretas anotadoras y los cientos de dibujos para colorear.

“En tecnología los materiales los traemos de casa, pero en taller pagamos una cooperadora y entonces con los elementos que nos dan decidimos hacer cosas para las otros, en vez de usarlos para nosotros”, aclara otra nena.

Además de la sala de oncología recorrieron otras áreas del hospital pero no pudieron acceder a todos los sectores: “A la sala del quemado no pudimos entrar, entonces les dejamos los juegos y cuentos al doctor”, destaca Matías. Muy cerquita, un compañero resalta que las mamás y los papás les agradecieron los regalos.

Las sensaciones por momentos fueron encontradas. “Te sentís mal al verlos en la cama, porque les duele y no se pueden mover”. Pero también agregan que “las caras de contentos que ponían cuando les entregábamos los regalos fue lo más lindo de todo, estaban felices”.

La experiencia fue provechosa y los chicos quieren seguir colaborando. “Hay una chica de la tarde que sigue yendo, va todas las semanas con la mamá, le lee cuentos a los chicos, se llama Victoria y es de 4º”, remata Sofía.


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No pasan los 10 años y en horas de clases escriben cuentos para otros chicos.


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