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 miércoles, 13 de septiembre de 2006  
Ilustre. Distinguieron a Agripia Peralta, directora y única maestra de una escuela rural de Tostado
“El mayor premio es que los chicos estudien, se reciban y progresen”
En el campo, sin infraestructura y con el esfuerzo de alumnos y padres, una docente esgrime el compromiso

Alfredo Montenegro / La Capital

“El presidente Néstor Kirchner nos entregó una mención y el ministro de Educación Daniel Filmus nos obsequió libros y una computadora”, recordó Agripina Peralta, directora y única maestra estable de la escuela 1206 José María Funes, de Tostado, quien anteayer recibió de las autoridades nacionales el premio “Maestro ilustre 2006” durante un acto que se formalizó en la Casa Rosada.

  La escuela tiene una infraestructura deficiente. Un grupo electrógeno y gas envasado generan en forma precaria la energía, pero la docente de 52 años indicó ayer que está esperanzada “en que pronto se cumpla un proyecto” para disponer de esos servicios.

  El premio “Maestro Iluste 2006” fue otorgado en ocasión del Día del Maestro. Educadores de cada una de las provincias recibieron la distinción a su trabajo, tras una elección realizada por colegas y autoridades educativas de sus distritos.

  “Me sorprendió muchísimo que me eligieran; uno trabaja sin pensar en recibir otra recompensa. El mayor premio es que los chicos estudien, se reciban y progresen”, admitió Agripina, quien dijo que en el acto en la Casa de Gobierno tuvo “el gusto de conocer a Adriana Cantero”, la ministra de Educación de Santa Fe.

  Pero el reconocimiento de la Presidencia no fue el primero. Con humildad recordó que “en 1994 ganamos, por un proyecto sobre iniciativas educacionales, dos computadoras, que —además del tema de la falta de energía— ya están algo viejas”.

  El establecimiento, de la Región I de Educación en el Departamento 9 de Julio, se halla en campo Pergolesi, a 35 kilómetros al norte de Tostado. “Para llegar desde la ciudad hay que tomar la ruta 95 y luego transitar 11 kilómetros por un camino de tierra”, explicó.

  Al ser una escuela multigrado, se trabaja por ciclo. “Desde el Ministerio nos mandan los lineamientos y nosotros los adaptamos a la realidad del lugar y los niños. Todos trabajamos en un aula, son 15 chicos en el 1º, 2º y 3º ciclo del EGB, además de cuatro niños del nivel inicial. Las edades van de 3 a 15 años”, precisó.

  “Son chicos de la zona, pero algunos —aclaró— llegan a recorrer unos 12 kilómetros a caballo. Aquí toman la leche y almuerzan; les encanta el lugar y se quedan después de hora para ver algo de televisión ya que en sus casas suelen tener sólo radios”.

  “Son muy respetuosos y no presentan otros problemas que no sean los de esa edad, pero sus madres están muy ocupadas y quizás les falta atención en el hogar”, indicó Agripina. También resaltó que “los padres —la mayoría peones rurales— ayudan a pintar y mantener la escuela. Con ellos, llevamos los chicos a Tostado para ir al cine. Usamos mi auto, alguno de los papás y también colabora Italo Pergolesi, el hombre que donó una hectárea de sus campos para que funcione el establecimiento”.

  Un comedor grande, una sala múltiple con un rincón de video, televisión y una gran biblioteca, además de cocina y baños, son todas las instalaciones. Por otra parte, para el nivel inicial, la directora cedió parte de la casa en la que vive de lunes a viernes.

  Luego del fin de semana, cuenta que va con su auto cargado de mercaderías para la escuela. Y el tema de la luz vuelve a aparecer: “Hay una heladera que nos entregó el ministerio provincial, pero no la podemos usar porque es eléctrica. Pero, contamos con un freezer y cocina a gas. Además, armamos una huerta, aunque la sequía nos complica un poco las cosas”, señaló.

  “A la tarde nos toca la limpieza, pero con la cocinera —María del Carmen Peralta (su prima)—, limpiamos todo en un ratito. También nos ayuda Emanuel, de 12 años, hijo de ella y también alumno. El riega, corta el pasto y ayuda en todo”.

  También asiste como docente Nora Leguizamón, maestra itinerante de nivel inicial. Agrega que “hay otros profesores itinerantes que concurren una vez por semana y nos dejan trabajos para los alumnos”.

  La escuela 1206 fue abierta en 1979, “funcionaba entra las herramientas y equipos de un galpón del campo de Pergolesi. Yo vivía en Tostado y mi madre era la cocinera. Tras estudiar, cuando la directora dejó su puesto, me inicié en ese cargo. Tenía 25 años y 44 alumnos”, recordó Agripina.

Siempre como maestra rural

  Luego trabajó diez años como maestra de grado en Tostado y en 1987 fue directora en un establecimiento muy humilde de Villa Minetti. En 1989, el dueño del campo donó una hectárea y se inauguró el espacio donde está la escuela. En ese año regresó a la 1206.

  En lo relativo a la capacitación, está cursando un postítulo sobre enseñanza rural. No tiene computadora pero estudia a distancia. “Nos mandan el material y un tutor de Tostado nos asesora”, destacó.

  Cuando sus dos hijos eran pequeños también vivían y estudiaban en la escuela. “Les gustaba mucho el lugar y en verano me pedían que los llevara. Ahora, Cristian tiene 21 (egresado de una escuela técnica y vive en San Luis) y Eliana 18 (estudia medicina)”, explicó. Su esposo trabaja como camionero.

  La docente cobra 2.200 pesos, cifra a la que llega por sus 27 años de antigüedad y por su trabajo en zona desfavorable.

  “Es necesaria una mayor equidad. Hay otras escuelitas que no tienen nada. Se requieren más docentes especiales”, se lamentó. Así, indicó que para crear un nuevo cargo de maestro deben concurrir 40 alumnos, cosa que no habitual en una escuela rural.
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Agripina Peralta, de 52 años y 27 de experiencia y entrega a la tarea educativa.

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