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 miércoles, 13 de septiembre de 2006  
Murió el biógrafo de Hitler
Se trata del historiador Joachim Fest, un estudioso de la dictadura nazi y sus consecuencias

Joern Bender

El pasado alemán, que también fue el suyo, lo mantuvo atrapado de por vida. El nombre de Joachim Fest quedó vinculado de forma perenne a la elaboración del pasado nazi a más tardar cuando publicó en 1973 la brillante biografía de Adolf Hitler titulada "Adolf Hitler, una carrera". Fest murió ayer a los 79 años en su casa, cerca de Francfort.

La dictadura nazi y las consecuencias que acarreó fueron su "tema vital", como lo describió en una entrevista. Pero por interés científico, aclaraba siempre el historiador, no por culpa personal. "Yo no. Recuerdos de una infancia y una juventud", tituló de forma inequívoca la autobiografía que terminó hace pocas semanas y que saldrá a la venta próximamente.

"Yo no", fueron las palabras de San Pedro apóstol tomadas del Evangelio de San Mateo que heredó de su padre, un profesor de colegio y devoto católico. Nacido el 8 de diciembre de 1926 en Berlín, Fest creció en una familia que se opuso de forma férrea al régimen nazi en los años 30.

"Me educaron en la tradición prusiana", explicó el publicista, que se granjeó la fama de "el gran conservador" de la Alemania de posguerra, imprimiendo su sello como uno de los editores del prestigioso diario Frankfurter Allgemeine Zeitung durante dos décadas, de 1973 a 1993.

Fest no se dejó encasillar a nivel de política partidista. Elogiaba por igual la labor del primer canciller de la República Federal, el democristiano Konrad Adenauer, como la del socialdemócrata Helmut Schmidt, uno de los precursores de la Unión Europea.

Como director de la radio y televisora alemana NDR en los años 60, se defendió de las presiones de sus correligionarios democristianos que exigían más periodistas en la emisora afines al partido y fue expulsado de la CDU. "La labor política fue un camino equivocado. No era lugar para mí", resumió más tarde.

Fest prefirió otras lides políticas, como sus debates con la entonces periodista Ulrike Meinhof, que más tarde se pasaría a la clandestinidad para fundar la Fracción del Ejército Rojo. "Con poca gente se disfrutaba tanto la discusión como con Ulrike Meinhof", recordó. "Cada vez que nos encontrábamos en una fiesta, nos íbamos a una esquina a hablar de política".

Para otros pensadores de izquierda, Fest era alguien "que tenía demasiada empatía con los grandes del nazismo", como opinó el semanario Der Spiegel. Su biografía de Hitler sirvió de base para la película "La caída" sobre los últimos días del régimen.

Tras la publicación de la biografía de Hitler, hubo quienes le echaron en cara haber convertido a Hitler en una "gran personalidad de la historia mundial". También fueron criticados sus trabajos sobre el arquitecto de Hitler, Albert Speer. La obra contiene "mentiras, medias verdades e incertezas" sin refutar, se quejó el investigador del Holocausto Goetz Aly.

El director del Centro de Investigación del Antisemitismo de Berlín, Wolfgang Benz, opinó que Fest "contribuyó de forma considerable a fines de los 60 a erigir a Speer en artículo de marca".

Documentos publicados más tarde sobre Speer demostraron que sabía éste estaba mucho más enterado de lo que ocurría con los judíos de lo que admitió en sus entrevistas con Fest. El historiador corrigió el error, pero no logró disipar del todo la sospecha de que era muy benévolo en su análisis de los jerarcas nazis.

Fest demostró que no temía a las controversias al ofrecer en 1986 en la sección de cultura del diario Frankfurter Allgemeine al historiador Ernst Nolte la posibilidad de plantear la tesis de que el el genocidio judío durante el nazismo fue una reacción a las masacres cometidas durante la Revolución Rusa.


Aguda controversia
La publicación desató lo que en Alemania se conoce como "la querella de los historiadores", una controversia de alto nivel sobre el significado del exterminio de los judíos de Europa en la historia de Alemania. Fest explicó con posterioridad que no estaba de acuerdo con Nolte, pero arguyó que tenía "el derecho de expresarla una vez en esta sociedad".

Con su autobiografía, Fest volvió a los años de la barbarie. En una entrevista con Der Spiegel, el historiador reconoció que le gustaría deshacerse de la carga del pasado. "Pero nuestra generación ya no podrá hacerlo". Su tema vital fue la obra de su vida, por la cual el historiador y publicista cosechó numerosos galardones.

Poco antes de morir, el gran analista conservador fustigó al premio Nobel Günter Grass por la tardía confesión de éste de que se alistó en las SS a finales de la guerra alegando que toda una juventud había sucumbido a la seducción del nazismo.

"No le compraría un auto usado", dijo Fest sobre quien durante años fue considerado la conciencia de la nación y 60 años más tarde se confiesa en un libro autobiográfico ("Pelando la cebolla") que lidera estos días las listas de ventas.

"El libro de Fest puede ser considerado la antítesis de las coquetas revelaciones de Grass y otras obras parecidas. Mientras que Grass viaja por los escenarios del país fumando pipa y diciendo: Yo también estuve, compañero, todos estuvieron, hasta el Papa, a su manera, Fest replica: Pero yo no", destaca un columnista del Spiegel. (DPA)
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