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domingo,
27 de
agosto de
2006 |
La tragedia de Nueva Orléans. Una ciudad a años luz de la normalidad
Nada es igual después del paso de Katrina
Nueva Orleáns. - Desde hace unas semanas hay nuevamente correo en algunas zonas de Lower Ninth Ward en Nueva Orleáns. El cartero Wayne Treaudo por fin regresó justo a tiempo para el primer aniversario del paso del huracán Katrina. Y los pocos habitantes que encuentra lo saludan como a un amigo que no ven desde hace tiempo. Las expectativas de las personas en Nueva Orleáns son moderadas, y cada avance, por pequeño que sea, cuenta y transmite un soplo de normalidad en esta vapuleada ciudad. Todavía hace un año, su nombre se relacionaba con grandes como Louis Armstrong. Quien hoy piensa en Nueva Orleáns, piensa en Katrina. Un huracán verdaderamente intenso modificó todo, creó una nueva división del tiempo: antes de Katrina y después de Katrina. "Nada será igual después de Katrina", dice Treaudo.
El cartero es consciente de esto casi cada minuto de su recorrido: 20.000 personas vivían antes del huracán en el barrio de Lower Ninth Ward, en el que una gran cantidad de viviendas estuvieron bajo agua hasta el techo. Sólo unos 1.000 habitantes retornaron, muchos de los cuales viven en casas rodantes.
Treaudo camina diariamente a través de pastos que le llegan hasta los muslos, pasando al lado de montones de escombros y casas vacías, en las que los muebles están llenos de moho y las ratas se adueñaron del lugar. Pero no va por algunas zonas de este barrio que fue el más afectado por Katrina: allí donde no hay energía eléctrica ni agua corriente, allí donde todo está muerto.
Ya antes de Katrina, los expertos advirtieron que los diques de la ciudad, que en gran parte se encuentra debajo del nivel del mar, no soportarían el paso de un huracán de categoría tres o mayor. A pesar de ello, Nueva Orleáns estaba muy poco preparada cuando Katrina se estaba acercando por momentos como huracán de categoría cinco, la máxima, y finalmente tocó tierra firme el 29 de agosto con velocidades de viento de 280 kilómetros por hora.
La evacuación fue ordenada demasiado tarde. Las personas que vivían en las zonas más pobres como Lower Ninth Ward o también en el distrito St. Bernard ante las puertas de la ciudad, que no tenían automóvil, se tuvieron que quedar, pedían auxilio desde los techos de sus casas y muchos se ahogaron.
Es un balance del horror y del fracaso: más de 1.800 personas en Louisiana y Mississippi murieron por Katrina, la mayoría de ellas en Nueva Orleáns, que el 30 de agosto estaba inundada en un 80%.
En total, unas 350.000 casas quedaron destruidas o dañadas, 1,3 millón de personas perdieron su hogar. Según estimaciones de la reaseguradora Muenchner Rueck, el huracán causó daños totales por 125.000 millones de dólares.
Después de la vergüenza vinieron las promesas, aún incumplidas en parte. Hoy, 12 meses después, la ciudad está en muchos ámbitos aún a años luz de la normalidad, y en algunos pareciera que el tiempo se detuvo después de Katrina.
Sí tuvo lugar el tradicional Mardi Gras en febrero así como luego también el festival de jazz, acompañados por residentes que proclamaban orgullosos "we are back" (retornamos), mientras que los turistas volvían a llenar con barullo y desechos la Bourbon Street.
Pero son otras las imágenes y números que reflejan la realidad. Sólo alrededor de la mitad de los 450.000 habitantes que vivían en Nueva Orleáns antes de Katrina han retornado, y la mayoría de ellos tienen dinero y son blancos, mientras que antes del huracán dos tercios de los ciudadanos eran negros.
Después de Katrina el dinero es todavía más que antes un determinante de quién puede darse el lujo de vivir en un barrio seguro ante inundaciones. Sólo 60 de las 125 escuelas públicas estarán funcionando en el inicio del nuevo año escolar en septiembre, sólo la mitad de los autobuses escolares operarán, y sólo tres de los 11 hospitales admiten nuevamente pacientes.
Allí, donde sigue faltando infraestructura, las personas tampoco reconstruyen, y esto ocurre ante todo en las zonas en las que vivían negros antes de Katrina. "Nueva Orleáns volverá a renacer", cavila Rodney Tulley frente a los escombros de su casa en Lower Ninth Ward. "La pregunta sólo es: ¿qué Nueva Orleáns?" (DPA)
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