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| domingo,
20 de
agosto de
2006 |
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Charlas en el
Café
del Bajo
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-Rubén Darío escribió una poesía muy linda, pero de una profunda tristeza. Una poesía que puede ser confundida con un canto a la desesperanza. Sin embargo, en mi opinión, no debe interpretarse como una oda al pesimismo. En muchas ocasiones, casi siempre, las almas sublimes y atormentadas dan un testimonio de "Lo fatal" para que el resto se salve. Seguramente el lector debe recordar tal poesía que dice... "Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,/y más la piedra dura, porque esa ya no siente,/pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,/ ni mayor pesadumbre que la vida consciente". Siga usted.
-"Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,/y el temor de haber sido y un futuro terror.../Y el espanto seguro de estar mañana muerto,/y sufrir por la vida y por la sombra y por.../lo que no conocemos y apenas sospechamos,/y la carne que tienta con sus frescos racimos,/y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,/y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!" ¿La reflexión cuál es Candi?
-Es evidente que en determinado punto de la existencia humana, algunos interrogantes y otras circunstancias suelen angustiar a los seres. En tales momentos, como lo expresa el poeta, se concluye en que es mejor no sentir, no percibir, no poseer la capacidad de ver, escuchar y conmoverse, porque tal conmoción no será sino para la pena, para que el corazón se estruje y el alma se compunja. En esos momentos pareciera que es preferible ser un árbol y mucho mejor aún una piedra. ¿Pero esta fuga existencial es la solución a los problemas? Si fuera posible la alquimia en el ser humano, convertirlo en piedra hasta tanto pasen las dificultades, una suerte de congelamiento de la vida, ¿supondría ello una salvación satisfactoria?
-Hamlet ante la angustia piensa en la muerte, pero enseguida reflexiona y dice que si la muerte es un dormir, entonces también en ese estado podrían sucederse sueños, pesadillas, imágenes fatales y penosas. Esa es toda una metáfora. "Morir..., dormir! Dormir!...Tal vez soñar!"
-A menudo, y cada vez más a menudo, a los problemas existenciales que son propios de la condición humana, a los interrogantes y circunstancias que como a Darío acongojan, suelen adherirse otros problemas que yo llamo artificiales ¿Cuáles son estos problemas y cuáles sus orígenes?
-Dígalo.
-Son dificultades de índole cotidiana, derivadas de una cultura consumista, materialista e individualista. Son en ocasiones, problemas de orden menor, pero sobredimensionados porque los vemos con los ojos de la tal cultura. En otras ocasiones, es verdad, son problemas graves, pero ocasionados las más de las veces por conductas aberrantes de los propios hombres. Y me temo que en innumerables oportunidades son los propios dirigentes, los líderes sociales los que con sus desaprensiones los provocan. Bien dice el genio: "¿Quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete?" Pero este sueño, este convertirse en piedra, este abandonarse en la melancolía, no conduce sino a la verdadera muerte y debe ser desechado ¿Cuál es, Inocencio, la verdadera muerte? Como creyente en Dios digo que es la renuncia a El y todo lo que significa. Si yo fuera agnóstico o ateo diría lo mismo, pero de otro modo: la verdadera muerte es renunciar a la vida, al amor, es decir a la lucha y al compromiso ¿Se puede encontrar al fin la paz en esa muerte, en el transformarse en piedra? No, porque el ser humano fue, precisamente, creado para "ser" con todo lo que "ser" implica y su estado de "no ser" no lo libera de la conciencia (por ser materia y no materia). Es esa misma conciencia la que lo angustiará mucho más, aquí, más allá y eternamente, por haberse rehusado a la epopeya de la vida. En cuanto a lo que del "yo" depende, no parece haber imposibles. Por eso Napoleón solía alentar a sus tropas antes de la batalla diciendo: "Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes." Y cada día, amigo, es un escenario donde se libra una batalla en la que es obligación vencer a los fantasmas.
Candi II |
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La Ciudad
