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sábado,
22 de
julio de
2006 |
Yo creo: "La directora agnóstica y el santo rebelde"
José Luis Cavazza / Escenario
Desconcierto 1: tenía ganas de ver una película de Liliana Cavani. Me gustan sus obras porque son virulentas, crudas y algo grotescas. No sé por qué pero recordaba el final "La piel": esa especie de pulpa sanguinolenta como únicos restos del chico romano que festejando la llegada del ejército liberador americano era aplastado por uno de los tanques aliados. Es más: deseaba ver la opera prima de la italiana, que trataba sobre la vida de San Francisco de Asís, un santo que me resulta interesante. Sobre su vida había visto alguna vez la soleada y folky cinta de Zeffirelli "Hermano sol, hermana luna". Pero quería ver qué había hecho la agnóstica y polémica Liliana con el santo rebelde. Sobre todo para demostrarme que la fe católica que supimos recibir de chico adolecía de tremendas lagunas históricas. Porque hoy por hoy: ¿qué creyente en su sano juicio haría del dolor un fin? Me gustaba la idea de ver cómo Cavani -que había mostrado en "Portero de noche" la relación sadomasoquista entre un oficial nazi y una joven judía, 13 años después de victimizarla- mostraría a San Francisco a los jóvenes contestatarios y revolucionarios de los 60. Desconcierto 2: entro a la videoteca y tras una larga búsqueda aparece en VHS "Francesco", de Cavani. Sobre la medianoche me instalo cómodo en un sillón frente a la TV para ver lo que suponía era el primer filme de la Cavani. La Edad Media, calles polvorientas de barro, sangre y suciedad, Roma de telón y entre varios caballeros aparece la figura de un joven y atlético Mickey Rourke. Por lo tanto, imposible que fuera la primera película de Cavani porque a mediado de los 60 Rourke era aún un niño, pero también era cierto que el filme trataba sobre San Francisco de Asís. Y mientras esperaba una desmitificación del santo rebelde, en la película ocurría todo lo contrario: un San Francisco arrojándose y revolcándose desnudo en la nieve para alejar la tentación humana de una mujer, un hijo, una familia. Hasta Cavani había comprendido: somos civilizados, el cilicio se lleva oculto, la caridad es discreta, pero la cruz camina con nosotros. Después, supe que la directora en realidad había hecho a fines de los 60 un primer filme sobre San Francisco y no conforme -se reprochaba haber ignorado el prodigio de los estigmas y el aspecto espiritual de su vocación religiosa- realizó "Francesco" en 1989.
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