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sábado,
01 de
julio de
2006 |
Un secuestro que provoca dudas
Luis Orsomarso dijo que lo trataron bien y que no pudo ver a sus captores ni saber dónde estuvo cautivo
Luis Orsomarso, el concesionario que estuvo 21 días secuestrado en el Gran Buenos Aires hasta que antenoche fue liberado sano y salvo tras el pago del rescate, aseguró ayer que sus captores lo trataron bien, mientras que los investigadores mantienen algunas dudas en torno a la víctima y a su familia, informaron fuentes judiciales.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, aseguró que la investigación "está encaminada" y que existen "expectativas de que se van a poder encontrar a los autores" del secuestro.
Fuentes judiciales y policiales de la pesquisa también aseguraron que hay sospechosos bajo la lupa. La policía realizaba algunos procedimientos en el oeste y el sur del conurbano bonaerense.
Las fuentes contaron que durante los 21 días de cautiverio se analizaron decenas de líneas de investigación que originaron un centenar de allanamientos con la intención de liberar a la víctima, aunque fueron infructuosos.
Incluso una fuente judicial aseguró que "hubo allanamientos en el interior, en la provincia de Santa Fe, sin resultados".
El caso es investigado por el fiscal federal de Morón, Marcelo Fernández, quien aún no le tomó declaración a la víctima y, según trascendió, planea hacerlo recién la semana que viene, para dejarlo descansar.
"Hay que trabajar mucho sobre la víctima", dijo una fuente judicial, dejando entrever que aún persisten las sospechas en torno a Orsomarso y su negocio, en la localidad de Villa Ariza, partido de Ituzaingó.
Desde un principio, los pesquisas admitieron que se investigaba si el agenciero de autos estaba ligado a la actividad ilícita vinculada a los vehículos robados, pese a que la propia víctima ayer dijo a la prensa que no tiene antecedentes penales.
Demasiadas comodidades
"Lo trataron demasiado bien", agregó el informante judicial, mientras que un vocero policial dijo que "no tenía aspecto de una persona que estuvo 21 días secuestrada, comió muy bien y no tenía marcas de nada, pese a que dijo que estuvo encadenado".
Orsomarso reconoció a la prensa que los captores lo trataron "bien" y le daban de comer, que nunca los vio porque estaba vendado ni tuvo contacto con ellos, y que siempre estuvo cautivo en el mismo lugar.
Además de no detectar marcas ni lesiones por las vendas y las cadenas, otro detalle que llamó la atención de los investigadores es que para haber estado 21 días secuestrado presentaba buena higiene corporal, tenía el cabello limpio y no hizo referencia a que le permitieran bañarse o higienizarse.
Las dudas no sólo se limitan a la víctima, sino también a su familia ya que una fuente judicial dijo que "no está acreditado en la causa que haya existido un primer pago de rescate, como salió a decir públicamente el padre".
El Día del Padre, Osvaldo Orsomarso pidió a los captores que liberen a su hijo porque él ya había pagado 80 mil pesos. Si bien se creyó que otra banda de delincuentes pudo haber mejicaneado el rescate, los investigadores creen que quizás ese dinero no llegó a los secuestradores porque nunca existió el pago.
"Cuando le pedimos al padre que nos diga a qué línea de teléfonos se comunicaron cuando salió a hacer ese pago o qué circuito recorrió hasta dejar la plata, no quiso decirnos nada e incluso otros miembros de la familia dijeron que no tenían el dinero que dijo haber pagado", confió un investigador judicial.
"A lo mejor fue un intento del padre para que los captores se comuniquen, pero esta maniobra no fue avalada ni consensuada con la policía ni con la fiscalía", agregó el informante.
Otros detalles del secuestro confirmados ayer por los investigadores son que, en los 21 días en que extendió el cautiverio, la familia de Orsomarso recibió dos cartas manuscritas como prueba de vida y que antes del pago efectuado antenoche, hubo otras cuatro salidas en las que la entrega del rescate se frustró.
"En dos oportunidades el pago se iba a hacer desde un tren, pero una vez se frustró por un paro ferroviario y otra porque se descompuso una locomotora. Las otras dos salidas fueron en auto", afirmó uno de los investigadores.
La fuente judicial consultada también comentó que los secuestradores siempre se comunicaban con teléfonos celulares desde distintos puntos de la provincia y que el negociador de la familia fue Gabriel Orsomarso, hermano de la víctima.
Justamente fue él quien, alrededor de las 20 de antenoche y luego de recorrer por indicación de los captores distintos puntos del conurbano, arrojó una bolsa con más de 70 mil pesos a través de un alambrado que separa la autopista Buenos Aires-La Plata de una villa de la localidad de Ezpeleta, en el partido de Quilmes.
Unos 40 minutos más tarde, la banda liberó a Orsomarso en la localidad de Don Bosco, Quilmes, cerca de una estación de servicio ubicada en avenida San Martín al 1000, desde donde se comunicó con la familia y fue pasado a buscar por la policía. (Télam)
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Fotos
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La concesionario de Orsomarso.
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