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martes,
27 de
junio de
2006 |
Durmiendo con el enemigo
Los argentinos residentes en Alemania viven de manera especial el partido del viernes
No será un partido más para ellos. Los miles de argentinos residentes en Alemania ya están con el alma en vilo por el choque del viernes entre la selección albiceleste y la anfitriona.
“Es un poco extraño, es una situación especial enfrentar al país donde vivo siendo argentino y estando tan identificado con Argentina como lo estoy yo”, afirma Héctor, quien reside desde hace cinco años en la ciudad de Erlangen, en el noreste de Baviera.
Héctor, casado con una argentina y con deseos de retornar en un par de años a su país de origen, seguirá el partido de Berlín en su casa, junto a varios compatriotas.
Una amiga argentina, en cambio, vivirá una situación diferente: su marido es alemán, y cada uno verá por separado el encuentro.
Al igual que muchos argentinos que viven en Alemania, del departamento de Héctor cuelga por estos días una bandera blanquiceleste, que se contrapone a las decenas de insignias negras, rojas y amarillas que se exhiben en las casas de sus vecinos.
“Cuando me ven por la calle con la camiseta argentina me hacen preguntas sobre cómo creo que será el partido, si pienso que Argentina le puede arruinar la fiesta a Alemania, pero todo con mucha cordialidad”, comenta.
Su compatriota Lilan, también residente en Erlangen, asegura que ya siente “un dolor de estómago” pensando en el encuentro de Berlín. “Esta vez veremos el partido solamente con otros argentinos. El partido con México lo seguimos en un bar donde había un grupo de alemanes que alentaba a los mexicanos y el clima se puso un poco tenso. No quiero ni pensar en cómo será el viernes”.
Juliana, quien vive a cinco minutos de Herzogenaurach, donde la selección argentina tiene levantado su campamento, reconoció que espera con “mucha ansiedad” el enfrentamiento contra los anfitriones. “Tanto en el barrio como en el colegio nos reímos con los alemanes, cargada va, cargada viene, pero sin ninguna agresividad. Ellos quieren ganar de la misma forma que nosotros, pero lamentablemente sólo uno puede seguir adelante”.
Todos tienen en común el deseo de una victoria argentina y el temor de que la ilusión quede rota a manos justamente de la selección del país que los recibió cuando por distintos motivos decidieron emigrar de su patria.
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