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miércoles,
31 de
mayo de
2006 |
El equipo de Pekerman dio un buen examen ante Angola
Mauricio Tallone / Ovación Mundial
A pocos días del comienzo del Mundial, la selección cumplió con el cometido de sumar minutos de juego. Lo hizo ante Angola, un rival tan flojito que nunca atravesó la frontera de las intenciones. Es verdad que la victoria resultó un aporte insignificante para las estadísticas, aunque para Pekerman encerró otra mirada. El amistoso tuvo la fuerza de la última chance para algunos jugadores.
En esa dirección, la prueba dejó muy bien parado a Maxi Rodríguez, uno de los jugadores en los que el DT tiene depositada mucha confianza. El futbolista del Atlético Madrid se ganó con buenas actuaciones el lugar de volante por la derecha, relegando al rol de alternativas a Scaloni y Lucho González. De yapa, marcó el camino del triunfo con una aparición por derecha, remate y gol. En esa jugada Sorín trepó por izquierda como lo debe hacer un carrilero con sentido y sorpresa.
Si Maxi aprobó el examen con creces, Messi le envió un mensaje muy esperanzador al entrenador. Su ingreso le cambió radicalmente la cara ofensiva al equipo. Le imprimió la velocidad y la gambeta de las que había carecido mientras Riquelme estuvo en la cancha. El Pulga primero se movió como mediapunta y luego participó del cuadrado mágico que armó Pekerman junto a Aimar, Tévez y Crespo cuando el marcador estaba sellado. Da la sensación de que sólo por la cuestión física hoy no es titular indiscutido. Otra le cabe a Heinze, que ayer jugó su primer partido luego de la lesión y todavía no se plegó a su versión ideal.
Ese lapso de partido coincidió con el mejor momento de la selección. Si bien ayudó la pasividad de los africanos, fue una opción colectiva válida para mantener a resguardo el resultado gracias al dique de contención que formaban el ingresado Scaloni junto a Mascherano. El jugador de West Ham además demostró que gracias a su versatilidad puede desempeñarse como volante en ambos laterales o acompañar a Mascherano o Cambiasso como cinco.
Otro de los que debía darle el presente a Pekerman era Saviola. Es cierto que la actualidad futbolística del delantero está muy por debajo del nivel de Tévez, Palacio y hasta Cruz, sus competidores. Pero el Conejito tiene algo que pica en punta en la consideración del DT: entiende como pocos los movimientos que pretende José del segundo atacante. De hecho, mientras estuvo en la cancha se complementó con Crespo como quiere Pekerman, sobre todo en una jugada apenas iniciado el segundo tiempo que obligó a una gran atajada del arquero Ricardo. Igualmente sería muy aventurado arriesgar que estará entre los once iniciales el 10 de junio en Hamburgo. El que sí tiene los dos pies adentro es Crespo, el faro en el área indispensable para darle el toque final a cada avance.
Si es cierto aquello de que la última imagen es la que cuenta, no hay dudas de que el amistoso le dio a Pekerman lo que necesitaba: un equipo con consistencia colectiva y con nombres en los que confiar.
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